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15.3.08

Hagámonos los ciegos

Por la decisión de Oblitas, el partido del Cusco se desvirtuó y solo quedó como mancha estadística que el club rimense recibiera una goleada contundente por parte del 'Rojo'.

Foto: Diario del Cusco

Cabezas rapadas y caras nuevas predominaron en Cristal durante su presentación en el Cusco (Foto: Diario del Cusco)Juan Carlos Oblitas es un técnico serio, que ha trabajado por años construyendo un prestigio bien ganado. Quien escribe, considera, además, que es el personaje más influyente en el desarrollo que el fútbol peruano pueda haber alcanzado durante los últimos 20 años, al haber sido el primero que aplicó sistemas tácticos que nadie usaba en el desordenado fútbol local de finales de los ochenta (como el 3-5-2) y, sobre todo, manejado una filosofía coherente durante la década de los noventa con la selección nacional, pese a haber tenido mucha -en buena parte incompetente y malintencionada- prensa en contra.

Pero preferencias y subjetividades al margen, a Oblitas nadie, con todas las críticas que haya podido recibir de ciertos sectores a lo largo de su carrera, podría acusarlo de informal o conspiracionista. Por esa imagen de seriedad que ha acuñado, probablemente, él era el menos indicado para tomar una decisión como la de esta tarde, al enviar un equipo Sub-20 al campo por estar en contra de la bolsa de minutos y terminar por enlodar una jornada de fútbol y restarle brillo al campeonato.

Al margen de los sinsabores, el tema de fondo es cómo este ejemplo repercute sobre el cumplimiento de una norma que pretende promover la aparición temprana de jugadores. Hoy, los debutantes fueron cinco: Juan Arce, Diego Minaya, Juan Diego Lojas, César Ruiz y Julio Cabrera, quienes deportivamente tendrán que contar poco sobre este partido más allá de haber agregado -junto a los otros juveniles que ya se habían estrenado (Bryan Salazar, Daniel Sánchez y Manuel Tejada)- un total de 611 minutos para la bolsa. Es decir, el 53.6% de los 1,140 minutos exigidos por la bolsa, y en un solo partido.

Aunque haya sido amarilla, la camiseta rimense quedó completamente tapada y desprestigiada hoy en el Cusco (Foto: Diario del Cusco)Todo desvirtuado. A partir de ahora, el mal ejemplo podrá ser seguido. Por citar un caso, ya José Ramírez adelantó que podría hacer lo propio en algún partido que a Atlético Minero le toque afrontar en Lima. Y si bien la decisión no es irracional en términos prácticos, el fútbol requiere que sus actores más racionales -entre los que siempre ha figurado, en el pelotón de vanguardia, Oblitas- sean quienes den sentido a las normas que se establecen y no contribuyan a escamotearlas o a aprovechar los "huecos" que ellas dejan.

Ciertamente, el sistema era de plano imperfecto. Haber obligado a tener uno o dos jugadores menores de 20 años en lista, como se aplicó en temporadas anteriores, quizá, podría haber constituido un sistema más efectivo. Pero dada la norma, y con todo lo absurda que pueda parecerle a alguien, buscar que cause efecto es lo más sensato. Hay que decirlo hasta el cansancio: al fútbol peruano, de donde está solo lo va a sacar la poca gente inteligente que lo rodea. Oblitas es muy inteligente, y por eso, él sabe bien que lo de hoy, más que sumar minutos, termina restando.

5.10.07

Por qué el Perú merecería una desafiliación

En horas en que el ambiente del fútbol peruano está dominado por una noticia generada fuera de las canchas que nadie quiere leer, bien vale la pena reflexionar acerca de la principal causal de que Manuel Burga termine entronizado en el sillón de la FPF: la incapacidad colectiva de todos quienes estamos inmersos en este entorno para influir positivamente sobre él.

Foto: RPP

A Manuel Burga no queda otra que felicitarlo por haber logrado lo que casi nadie consigue en este país de las maravillas: aunar voces en torno de un único objetivo.

Resulta irónico, además, que en una actividad como el fútbol, que por esencia es polémica, un personaje pueda conglomerar tanto consenso: a él, hoy nadie en la calle lo quiere.

Ninguno de quienes hacen DeChalaca.com supera los 30 años de edad. Todos crecimos, futbolísticamentehablando, en medio de fuertes discusiones sobre la capacidad de tal o cual dirigente del balompié local. Burga logró lo imposible en el fútbol: que todos estén de acuerdo -en su contra- (Foto: RPP)Hace una década, por ejemplo, un hincha o un periodista deportivo podía ser o bien delfinista o bien gonzalista; algunos de quienes aquí escribimos pasábamos horas al día polemizando sobre cuál de los dos modelos dirigenciales debía sacar al fútbol peruano del supuesto hoyo en que se encontraba. Hoy, cuando ese abismo es más profundo aún, ya ni siquiera hay un punto de partida para discutir: solo queda espacio para renegar del descrédito.

Burga puede caerle antipático al Perú entero por lo que fuere, desde la escasez de resultados deportivos positivos en su gestión hasta el aspecto de su barba. En esta página, incluso, no hay acuerdo de opiniones acerca de sus principales defectos como gestor o su propia probidad. Ante la subjetividad, siempre es preferible centrarse en cuestionar lo objetivo: alguien que amnistía a un ente (en este caso un club) sancionado de acuerdo con las reglas que él mismo propuso, no convoca a elecciones en la fecha que corresponde y desacata las normativas de un órgano superior se convierte, sin exageraciones, en un dictador.

Durante los últimos días, se ha metaforizado al ambiente vivido en la Videna con el que el país vivió en torno de la reelección de Alberto Fujimori en el año 2000. Amén de las aún más subjetivas opiniones políticas, hay un hecho insoslayable: el entonces presidente basó su triunfo en aquella época en una poderosa maquinaria mediática que le era fiel. Hoy, Burga tiene a todos los medios -tradicionales o modernos, caros o baratos, serios o chichas- en su contra. Incluso quienes utilizan los términos más diplomáticos para referirse a su gestión no son capaces de endilgarle elogio alguno. Vaya si quisiera Fujimori haber tenido tal capacidad de imponer sus propósitos sin respaldo periodístico. ¿Cómo puede haberlo conseguido un dirigente de fútbol?

¿A quienes les reclaman a los presidentes departamentales les interesan las precarias condiciones en que se juega la Copa Perú en el interior del país? (Foto: chalaysanto.com)La respuesta es simple. En este fútbol peruano sobre el que todos hablamos, nadie existe formalmente. No existen los clubes llamados grandes, porque pese a haber logrado consensuar los tres su negativa al continuismo, su capacidad de influir sobre sus pares es nula ya que la elección entre los votantes provenientes del fútbol profesional quedó igualada en seis votos por lado. Tampoco existen, como tales, los demás clubes, ya que -como muchas agrupaciones políticas- no canalizan las demandas de los grupos de interés a los que upuestamente representan (sus hinchadas, para no hablar de socios aún más fantasmas) sino los de cuasipatrones gamonales. Mucho menos existe el poder de la prensa: es muy fácil hoy llenar páginas endilgando a la mayoría de los impresentables presidentes de las federaciones departamentales la responsabilidad de haber sostenido a Burga con su voto cuando ello no es más que el reflejo de lo desatendido que está el teje y maneje de cada una de las ligas locales. ¿Quién habla de cómo se clasifican los equipos en la Copa Perú? ¿Alguien, aparte de Radio Callao, cubre partidos de otras divisiones?

Y es que en el Perú, el fútbol se quiere construir al revés, como una pirámide que se arma desde la punta en vez de desarollarse por la base. Lo único que acaso no es responsabilidad directa de Burga, clasificar a un Mundial, es el cuestionamiento preferido de sus detractores. Casi nadie le recuerda que durante su mandato, el fútbol peruano pasó por la vergüenza mundial de ver inconcluso un campeonato (temporada 2003) o que actualmente juega otro en el que todos los días se especula si habrá o no descenso de categoría, a manera de herramienta de control político. Pero no: “eso no le importa a la gente”. Total, el hincha se pintará igual la cara para ir al estadio contra Paraguay, y lo importante será ganar ese día para seguir vendiendo. Federico Cúneo deberá decidir si su aventura hacia la FPF fue algo temporal o afianzará su posición opositora (Foto: Andina) El concepto de largo plazo se remite el partido del domingo próximo, o la clasificación a la Copa Libertadores del verano siguiente que permite recibir cheques de Toyota para sostener presupuestos. Así funciona la industria del fútbol en el país, peleando por migajas de lo que podría ser una gran torta.

Por todo ello, ni siquiera el hecho de ver a gente seria y de reconocida trayectoria empresarial como Rafael Rizo-Patrón o, ahora, Federico Cúneo, envuelta en el ambiente del fútbol, permite del todo creer que algo va a cambiar. El caso del último, por ejemplo, resulta llamativo debido a que con todas sus intenciones positivas encima, su candidatura no dejaba de ser un reflejo de la tradición de oposiciones improvisadas que caracterizan cualquier contienda democrática en el país: todos juntos y revueltos contra el demonio de la película. Si Burga es Fujimori, Cúneo vendría a ser una especie de Alejandro Toledo sin mascaypacha roja que, de perseverar, tendrá la primera oportunidad de acceder al cargo el día que, por las buenas o por las malas, esta administración caiga -ninguna dictadura es eterna-. Ojalá que esa hora lo encuentre mejor rodeado.

Gino Pinasco pidió disculpas por sus exabruptos del fin de semana pasado, pero sembró preocupación sobre la tendencia que seguirá su gestión en Universitario (Foto: Martín Velásquez / DeChalaca.com)Por ahora, el panorama es sombrío, y tan tenso que hasta la gente más ecuánime pierde los estribos. Ni el más acérrimo crítico de Juan Carlos Oblitas, por ejemplo, podría dejar de reconocer que el ‘Ciego’ es tan educado en el plano público como verbiflorido es en privado. Pero entre el mal juego de Cristal y las inocultables presiones sobre los árbitros que siempre existen y se hacen palpables en estos tramos finales de temporadas, perdió el control el último domingo ante Total Clean y
se terminó yendo expulsado
. O Gino Pinasco y sus gestos de barrabrava a la Trinchera Norte en el reciente Universitario-Cienciano, de los cuales felizmente se excusó pero habiendo dejado flotando la preocupación de haber resucitado en Ate actitudes matonescas que, supuestamente, su gestión debía desterrar. Evidentemente, la comentada corta edad de quienes hacemos esta página nos impide -de más está decirlo- sugerirle a gente grande y madura cómo debe comportarse; la observación solo cabe porque hoy el fútbol necesita creer en alguien, y Oblitas o Pinasco pertenecen al reducido grupo de gente que algo de confianza habría de transmitirle al sistema.

A estas horas, hay quienes se desgañitan temiendo la posibilidad de una desafiliación por parte de la FIFA. Y la verdad es que a nadie que opera en torno de este deporte le conviene ser un paria internacional. Aunque también es cierto que, por todo lo anterior, el Perú se lo tendría más que merecido. Un esfuerzo como esta página, que viene naciendo con la ilusión de revalorar la historia y tradiciones de nuestro balompié, por ejemplo, tendría mucho menos temas que tocar si la selección dejara de competir. Pero quizá un zamaqueo de esa envergadura sea la única forma -más que de remover a alguien de determinado cargo- de entender hacia dónde está llevando el sistema la maldita obsesión por clasificar a un Mundial como si eso, por arte de magia, fuera a sembrar pasto en la cancha de tierra que está a la vuelta de la esquina.

14.8.07

Espuma al límite del vaso histórico

Sporting Cristal vive horas difíciles. Lo que hasta hace pocas semanas era una broma de tribuna rival, la posibilidad del descenso de categoría, hoy asoma como una opción real visto el desempeño rimense en el arranque del Clausura. ¿Cuáles son los íconos de la crisis cervecera?

Foto: delgol.com

:S

Amargura: Cristal no quiere jugar al fútbol.
Tras las jornadas iniciales del Clausura, los celestes pueden exhibir a sus hinchas algo peor que la seguidilla de resultados negativos: apatía por saltar al campo y un deseo inigualable de que el árbitro pite el final de los partidos desde que estos se inician. Lo que extraña es que seis de los habituales titulares sean formados en el club, y por tanto estén teóricamente identificados con él: Delgado, Prado, Villalta, Rebosio, Lobatón y Palacios. A ellos podría sumárseles Jorge Soto como capitán emblemático de los últimos años. Lo curioso es que el más luchador proviene de afuera: Luis Alberto Bonnet, quien acaso sí tiene claro lo que es sufrir por surgir en un club con incomodidades (el Atlanta de su país) y tener éxito en una institución modelo como Cristal.

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Vergüenza: Cristal está en posición de descenso. Podía interpretarse como el típico canto posterior al “ay, ay, ay, ay, qué risa que me da”, pero la realidad no miente. En el torneo local, durante las últimas dos temporadas, las diferencias entre grandes y chicos se han aplanado producto de algunos buenos trabajos institucionales (San Martín y Bolognesi) y algunas influencias de altura (Sport Áncash). No hay más partidos ganados por default ni el San Martín de Porres es más el cementerio de nadie externo al propio Cristal: los tres años de imbatibilidad que mantuvo en dicho estadio desde su reinauguración en 1995 hoy saben a añejo recuerdo. Equipo que suma en casa, campeona: lo sabe bien Oblitas desde los noventa. Equipo que pierde en casa y no recupera esos puntos afuera, desciende: ¿sabrá alguien conjugar ese verbo en La Florida?

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Asombro: Cristal no ha mejorado a pesar del regreso de sus ídolos. Ni Palacios ni Oblitas son magos. Y no por viejos ni caducos: más bien están afrontando un escenario nuevo en sus historias celestes, en el que ya no pelean un campeonato ni -sobre todo- los rivales les temen, como ocurría en la década pasada. En 1990, cuando el Ciego llegó al Rímac, se había vivido un momento tenso tras la eliminación ante los clubes chilenos en la Libertadores con los argentinos López y Cavallero, y luego con la poca afortunada campaña el chileno Eugenio Jara. Pero nunca algo como el último lugar, y de hecho entonces Oblitas logró el noveno puesto del segundo Metropolitano con la idea fija en sentar bases para campeonar en 1991, objetivo que logró en un equipo basado en jugadores experimentados. ¿Habrá querido confiar en la misma estrategia esta vez? Un apunte: aquel equipo que empezó jugando al ritmo de Antón, Navarro y el propio Julio César Uribe, terminó campeonando con los recién surgidos Pablo Zegarra, Maestri y el mismo Chorri como emblemas. Es solo un apunte.


La campaña de Cristal en 1990 fue una de las peores en su historia. Aquí enfrenta a Huaral en la Libertadores de aquel año (Foto: El Comercio)


(H)

Ceguera: Cristal no la ve con los refuerzos. En La Florida hay muchos más ciegos que Oblitas desde hace buen tiempo, y si alguien decide abrir el chopp para mejorar el plantel antes del cierre del libro de pases, es preferible que los consejeros de siempre sean mantenidos bien lejos. Las comentadas contrataciones nefastas de zagueros centrales a lo largo de los años noventa en el club celeste eximen de comentarios: no pegaron una sola. Y si más bien la tradición histórica de Cristal fue acertar con los refuerzos ganados a otros clubes del medio, este año haber empezado las compras por un jugador como Edison Chará que venía de cometer una gravísima falta ética -abandonar a Cienciano en plena final contra Alianza Lima, quién sabe por qué tipo de motivaciones- no hizo sino contraponer los valores históricos de la institución cervecera. Al colombiano, dicho sea de paso, la camiseta nueve le ha quedado muy grande para ejecutar alguna rabona este 2007. Hasta el momento, hay que reconocerlo, el mejor refuerzo de Cristal en el año ha sido la contratación de Alan Diez como jefe de prensa, cuya eficiencia resulta un gran aporte a quienes cubren informaciones en el club.

*-)

Incertidumbre: Cristal no sabe cuánto más tendrá que sufrir. Amén de los resultados de los clásicos de esta semana –ya Oblitas habría deslizado que si va a pelear la baja luego de esos partidos preferiría hacerlo con juveniles-, se ve difícil que la crisis celeste se resuelva del todo antes de diciembre. Y aunque ya haya ocurrido que la celeste remontó en un solo torneo corto desde las últimas ubicaciones hasta lograr el título (Clausura 1998, con Franco Navarro en sucesión del Chiqui García), esta vez el pasivo es tan grande que hasta el más fanático del Extremo parece haberse resignado a que el 2008 será el primer año sin presencia internacional imense en catorce temporadas. Tras haber comenzado el calendario con una espantosa goleada ante el América mexicano y haberlo adornado con otra en domicilio propio frente a la Liga Deportiva Alajuelense, unas vacaciones continentales no saben tan mal. La idea, por cierto, es que ellas puedan tomarse desde la comodidad de una pretemporada dura y no resembrando el césped del San Martín para que este vuelva a albergar partidos de Segunda División como en los años ochenta.