26.2.08

La moda San Martín

El cuadro albo está de moda, y el Monumental vivió su fiesta de modo muy particular.

Fotos: Abelardo Delgado / DeChalaca.com

Alguna gente en Norte, como 'Chicho' Salas en esta jugada,  comenzó a saltar por la San Martín (Foto: Abelardo Delgado / DeChalaca.com)De plano, la noche del martes en el Monumental se planteaba distinta. Llama un amigo de toda la vida, barrista de Alianza e infaltable los fines de semana en Matute. “Voy al estadio con mi prima, a Oriente. Pero temprano, que entramos gratis con el carné de la universidad”.

Distinta, muy distinta. En el camino no hay gritos, insultos ni amenazas, sino chicos y chicas con pasado de cachimbos que corren hacia el estadio rápido, pero sin buscar billeteras en su camino. Sí se respira el aroma a noche de Copa, pero con familias enteras en vez de manchas de amigos -más de una con Kentucky en mano-, y solo niños con la camiseta del campeón nacional. En las tribunas, nadie sigue un mismo coro. Apenas algún “vamos Perú” puede ser replicado en masa. Todos quieren que gane el mismo equipo, pero cada cual sigue su propio libreto de aliento. Son nueve mil almas buscando ganarles a once chilenos, pero sin sintonía. En Norte, algunos cuantos saltan acompasadamente intentando amedrentar a la pequeña barra de Católica que trajo más banderas que gente, pero nada pasa de algunos saltos. El paraguayo Ovelar y sus continuos desbordes fueron de lo mejor de la noche santa (Foto: Abelardo Delgado / DeChalaca.com)En Oriente, la ‘Muela’ y el pollo de Pio’s Chicken aplauden juntos y enarbolan el mejor reflejo sociológico del fenómeno San Martín: cualquiera suma, aun en el folclor.

En la cancha, el equipo juega sin presión pese a estar desde temprano en contra. Luchan la bola hasta morir más por estigma de grupo unido -mérito indiscutible de Rivera- que por reconocimiento o temor al respetable. Aplausos se ganan por doquier: desde el carisma de Pedrito García hasta el jamás tan ponderado salto de Silva, desde la garra del paraguayo Ovelar hasta la gambeta exagerada del argentino Díaz. Igual, esa gente no los fastidiaría.

La Universidad va por el camino correcto. Al no haber podido establecer aún su localía en Santa Anita y captar -como dictan los cánones de cualquier fútbol civilizado- hinchaje barrial, convocar masivamente al Perú y balnearios es la vía más eficiente para ir acumulando, aunque sea a cuentagotas, algo de fidelidad hacia los colores.

14.2.08

Resultados para escribir (y celebrar) en corto

El triunfo de Cienciano cerró el mejor arranque registrado por los equipos peruanos en la Copa Libertadores desde que, a inicios de década, se instauró el sistema actual de grupos formados por clubes de países diversos.

Con los dientes apretados, Cienciano superó a Nacional y cerró la gran jornada inicial de los peruanos en la Copa (Foto: EFE)River Plate, Flamengo y Nacional de Montevideo. Tres grandes, históricos, del fútbol sudamericano.

Deportivo San Martín, Coronel Bolognesi y Cienciano. Siete puntos de nueve posibles: 78% de efectividad.

Libertadores 2000, cero puntos de nueve posibles: efectividad nula. Libertadores 2001, ídem. Libertadores 2002, cuatro de nueve, 44%. Libertadores 2003, dos de nueve, 22%. Libertadores 2004, tres de nueve, 33%. Libertadores 2005, cuatro de seis, 67% (el más alto hasta ahora, con solo dos representantes peruanos). Libertadores 2006, uno de nueve, 11%.Libertadores 2007, siete de nueve, 78%.

Sin duda, el actual es el mejor arranque de los clubes peruanos en lo que va de la década, con el sistema de Copa vigente. Y con ningún equipo tradicional de por medio.

San Martín solo ve sufrir por sus colores a la ‘Muela’ en la tribuna. Bolognesi, en el mejor momento de su historia, jamás puede llenar el Jorge Basadre. Cienciano, con todos sus logros internacionales encima, quizá requiera ser campeón nacional para sacar la chapa definitiva de grande.

Pero ya han escrito historia. Breve, en tan solo día y medio, a su manera.

Con un golazo como el del argentino Díaz para coronar la gran jornada santa. O dejando dudas como ‘Bolo’, pero sumando un punto que nadie podría fustigar como un negocio absolutamente malo. O con un doblete de Vassallo para cerrar un partido de dientes apretados en el Garcilaso.

Así, con párrafos cortitos, solía escribir ‘Pocho’ Rospigliosi sobre los éxitos de los clubes peruanos en las Libertadores de décadas pasadas.

Sobre eso, a uno le gustaría escribir siempre.

13.2.08

El Quijote los dejó sin muelas

En Argentina no faltó algún ingenioso hidalgo que, en las horas previas a la presentación de River Plate en Lima, ironizara con el escaso hinchaje de la Universidad de San Martín de Porres y algún supuesto fanatismo bibliofiliólogo de sus estudiantes. Acá, una reflexión ex post Monumental con el Quijote entre los dientes -o las muelas-.

(Para una mejor comprensión de este artículo, leer previamente la nota “Alientan con el Quijote entre los dientes”, publicada en la edición de este miércoles 13 de enero en el diario Olé de
Buenos Aires).

¿Habrá leído Diego Simeone al Quijote antes de visitar el Monumental? (Foto: ANDINA)

En algún lugar de la cancha, de cuyo nombre en Núñez nadie quiere acordarse, no ha mucho rato que arrancaba a correr un hidalgo de los de lanza en forma de regate, adarga en el pie de recho, rocín enjuto y -eso sí- galgo corredor. Su nombre no es Alonso Quijano; responde a las señas de José Luis Díaz. No nació en un anónimo poblado de La Mancha, sino en Isidro Casanova, zona perteneciente al Gran Buenos Aires, pero como el Quijote, no fue profeta en su tierra y vino a Lima para encontrar no a un Cervantes, sino a un santo moreno que le escribiera la novela.

Él no le regaló libros a ningún hincha asistente al Monumental. Más bien, quizá, le haya regalado a Simeone y compañía un libro acerca de cómo se construye un golazo. Maradoniana, adjetivizarían en el Río de la Plata a esa jugada que comenzó en el campo albo y terminó en el arco de Carrizo tras un leve toque de puntita. En el camino, cuales molinos de viento quijotescamente derribados, quedaron tres zagueros -de la ‘Banda’- en banda.

La ‘Muela’ no necesitó referirse a ningún primogénito de meretriz para hacer notar su sonrisa de oreja a oreja en Ate. Más bien, como en el Toboso, tubo garbo y donosura para cortejar a la Dulcinea llamada balón y responder, con fútbol, que de nada valen millonarias cantidades de hinchas cuando en la cancha un equipo es claramente superior al otro. Y eso no se aprende ni en la universidad en los libros.