18.7.08

No es obra de magia

Estos días en que el escándalo ha estado signado por un nuevo acto de indisciplina en Alianza Lima han coincidido con el nombramiento de Luis Miguel Valdivieso Montano como ministro de Economía y Finanzas. Ambos hechos tendrían poco que ver si no fuera porque el nuevo ministro es hijo de Juan Ángel Valdivieso Padilla. El 'Mago', para mayores señas, extraordinario arquero íntimo, acaso el mejor de la historia del fútbol peruano.

Fotos: libro 200 Clásicos de Historia, Lorenzo Villanueva Regalado; ANDINA; Libro de Oro de Alianza Lima

El 'Mago' es un auténtico ídolo de Matute, amén de que durante sus últimos años haya dejado de ir al estadio porque alguna vez un desubicado le preguntó en la puerta quién era y no lo dejó pasar. En el anecdotario quedan sus cuatro penales atajados en siete partidos disputados en la gira blanquiazul por Chile en 1935 -el llamado 'Rodillo Negro'-; los siete goles que marcó la tarde del 15 de agosto de 1933 ante el Sportivo Unión, cuando dejó su puesto en el arco a Fortunato Campos y se animó a jugar como delantero; su actuación en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936; sus duelos con 'Lolo' Fernández en los clásicos y, sobre todo, su aliancismo a flor de piel, compartido con aquel 'Equipo de Oro' de los años '30.

Esos aliancistas, como los de hoy, también tomaban, y bastante. Pero con ligeras diferencias -fuera de que el fútbol de estos tiempos se juegue a la velocidad de la luz y no de la calesita-. Narraba el 'Mago' en el Libro de Oro de Alianza Lima: "En Alianza éramos íntimos, si querían invitarnos una cerveza aceptábamos con gusto. Todo el mundo sabía tomar. Eso sí, antes de jugar no tomábamos. Eso es lo que yo discuto con mucha gente, ¿cuándo vieron a Villanueva llegar borracho a un partido? Nunca. Lo que pasa es que ni bien terminaba de jugar se iba a festejar, pero jugar borracho, jamás (...)".

Contundente. Tanto como el éxito personal y profesional del 'Mago', a quien tuve el privilegio de conocer hace algunos años, cuando frisaba 91, en su casa de la urbanización Mirones. Modesta por fuera, pero sobria y cálida por dentro, repleta de calor familiar y admiración por un hombre que, luego del fútbol, había trabajado con éxito como entrenador -en Deportivo Municipal- y servido por tres décadas a la Municipalidad de Lima. Pero sobre todo, que se había preocupado de otorgar educación a sus hijos, así como su padre, sargento de la policía, lo había alentado alguna vez a triunfar bajo el arco.

Don Juan falleció en mayo del año pasado, por lo que no ha llegado a ver en vida el mayor de sus éxitos, fuera de todos los comentados y sus seis campeonatos en el arco de Alianza. La realización de su hijo, reconocido funcionario del Fondo Monetario Internacional, como ministro de Economía, el mayor encargo al que un peruano que se dedica a esa carrera puede aspirar en el país. Y habiendo surgido profesionalmente con un respaldo económico muy inferior al que el hijo de un futbolista promedio de estos tiempos puede obtener.

Por eso, me suscita inquietud saber cuántos hijos de cuántos jugadores asistentes a la fiestecita de Manco podrán aspirar, en un futuro, a ser ministros de Estado. Apostaría un par de cervezas -después del fútbol- que es tan poco probable como que en unas seis décadas, un periodista pueda sostener una conversación inteligente y alturada con un "líder" aliancista de hoy como por ejemplo, Juan Jayo. Porque si Valdivieso mantenía el tono amable y educado en cada una de sus palabras, cada vez que una cámara enfoca al hoy capitán blanquiazul encuentra gestos agresivos y, durante los partidos, labios tejiendo mentadas de madre.

Quiera el tiempo que estas palabras caigan en saco roto e hijos de futbolistas como Spiderman Flores (primogénito de Juan 'Chiquito') o Pablo Aimar Cruzado (hijo de Rinaldo) lleguen no necesariamente a ser funcionarios, sino apenas gente exitosa.

8.7.08

Que pase el siguiente

Una conjetura -que acaso peca de pesimista- acerca del futuro de España en la élite del fútbol mundial una vez culminado el ciclo de Luis Aragonés.

Fotos: EMPICS

El grito de triunfo español podría ser uno en mucho tiempo si no se plasman cambios realmente estructurales en su esquema de juego (Foto: EMPICS)El adagio dice que cada maestro tiene su librito y a él responde. Quien suscribe debe reconocerse, desde su muy distante posición en Lima, Perú, crítico de Aragonés. No tanto por haber dejado fuera al 'Ángel de Madrid', porque las razones disciplinarias sí pueden ser más poderosas que las futbolísticas, sino por creer que su propuesta distó mucho de haber impreso una revolución en el fútbol español. Y -mucho más allá de eufemismos- por sostener la tesis de que a España, de seguir jugando así como lo hizo en la Euro, le costará otra vez bastantes años poder repetir el grito de campeón.


SIN PASE A LA RECTIFICACIÓN

Por estos días, Internet está abarrotado de cartas de disculpa y rectificaciones dirigidas a Aragonés por parte de quienes supieron ser sus más enconados detractores. "No se ha hecho más para que me quede", dijo el viejo Luis al anunciar su partida a Turquía, y la verdad es que nadie podría mezquinarle agradecimientos por estas épocas. Pero de allí a decir que España ha dado el salto definitivo al sitial grande que por nombres hace tiempo merecía en el fútbol mundial resta un trecho grande por cubrir.

España superó a Alemania no solo en la final, sino en la cantidad de pases entregados a lo largo de la Euro (Foto: EMPICS)Los números no podrían hablar en contra del 'Sabio de Hortaleza'. De 54 partidos dirigidos desde 2004, ganó 38, empató 12 y perdió apenas 4. Pero los números también alcanzan otro tipo de luces. A lo largo de la Euro, de acuerdo con el Castrol Performance Index (índice que midió el desempeño de los jugadores y equipos participantes en la competición), España acumuló la friolera de 3,415 pases completados, 81.3% de los cuales fue entregado de modo efectivo. Una cantidad grosera si se toma en cuenta que el segundo equipo con más pases fue Alemania con 2,606.

¿Grosería tanto pase si sirvió para "dormir" a los rivales y asestarles golpes de muerte en los momentos precisos? ¿Si estadísticamente más de cuatro de cada cinco de esos pases cumplieron con su cometido? Sí. Sobre todo, por lo predecible: el de España fue un fútbol antiguo, tocador a ultranza como el Brasil de los '70, preciosista para los amantes del fulbito. Pero sus argumentos de sorpresa no pasaron de lo convencional: alguna descolgada de su hombre de marca (Xavi), el aporte de un cerebro (Fábregas) y dos delanteros duchos en su oficio (Villa y Torres). Es, en otras palabras, un equipo que sigue practicando un fútbol por debajo de su potencial. La variante táctica apareció solo -oportunamente, por supuesto- ante Alemania, cuando la lesión de Villa obligó a reinventar la función de Torres.

La ultradefensiva Grecia podría haber sido un buen termómetro para la táctica española del pase repetido, pero se enfrentaron con los helénicos ya eliminados (Foto: EMPICS)Cabe la aclaración: no se dice que España juegue mal; se dice que su juego no es innovador ni revolucionario. No se dice que eso no haya sido útil; se dice que muy probablemente no lo sea para la era post Aragonés. Esquemas ultradefensivos, de esos que se cierran sin tapujos y solo apelan al contragolpe, y de los que España no enfrentó en un solo partido de la Euro -Grecia, acaso el mejor termómetro de su itinerario para encarnar ese rol, la enfrentó estando ya eliminada-. Y que serán el tipo de esquema que esta España campeona de Europa afronte, por ejemplo, en la primera fase del Mundial de Sudáfrica.


EL DÍA DESPUÉS DE LUIS

Casi como cantaleta: no se trata de postular que España haya campeonado la Euro injustamente -como si la justicia fuera un concepto válido para analizar el fútbol- o hacer algún otro tipo de reclamo gaseoso. Esta solo es una hipótesis respecto de que así como la propuesta del pase y el toquecito le permitió esta vez dar la vuelta, es posible que en una competencia como el Mundial le reportara una eliminación temprana. Rusia -que a despecho de su buena campaña en la Euro, es el típico rival promedio de instancias como una primera fase- le pateó cuatro veces al arco con bastante libertad en el primer tiempo su choque en semifinales. Es solo una señal de alerta.

El coraje español ante Italia fue el momento más alto de la 'Furia' en la Euro (Foto: EMPICS)¿Qué hizo, entonces, el ciclo Aragonés por el fútbol español en términos estructurales? Sin intención de caer en un lugar común, algo muy importante: el cambio de actitud. La superación de traumas, aun cuando para pasar la barrera de cuartos hayan hecho bastante el azar y las manos de Casillas. Pero en ese empuje español contra Italia, en el arrinconamiento que hizo al arco de Buffon durante 120 minutos y en un espíritu triunfador inquebrantable, España ganó la Euro. Los tres goles a Rusia y la definición de Torres ante Lehmann fueron, en términos relativos, instrumentos que permitieron dar una vuelta que por coraje se había construido en cuartos.

España tuvo siempre, durante las últimas décadas, el talento. Ahora tiene también los bríos. Un sistema que explote al máximo el potencial táctico de sus figuras es el siguiente reto. ¿Alguien dijo 'Rafa' Benítez? Traducir el red al rojo sería una opción atractiva.

3.7.08

De sparring de Alianza a campeón de América

En ocho años, Liga Deportiva Universitaria saltó de la Serie B ecuatoriana al título de la Copa Libertadores. Un ejemplo para contemplar desde canchas donde reina el cortoplacismo.

Fotos: revista El Gráfico Perú, diariocorreo.com.ec, MEXSPORT

Marko Ciurlizza en acción ante LDU en enero de 2001. Esa noche, los ecuatorianos ganaron 2-3 en el Nacional de Lima al Alianza del centenario (Foto: revista El Gráfico Perú)El fútbol ecuatoriano ha conseguido en el Maracaná el éxito más importante de su historia.

Porque amén de lo importantes que puedan haber sido las clasificaciones de su selección a los dos últimos mundiales, conseguir un título es un logro mayúsculo y con mayores efectos de largo plazo para el desarrollo de un sistema futbolístico sólido. El caso de Liga Deportiva Universitaria constituye, así, una lección que bien convendría repasar en el fútbol peruano.


OCHO AÑOS BASTAN Y SOBRAN

Pocos memoriosos recordarán que a inicios de la década, en enero de 2001, Liga vino a Lima para jugar un amistoso contra Alianza Lima, que estrenaba a Paulo Autuori como técnico. Era aquel equipo del centenario íntimo conformado con un ostentoso gasto, tan insostenible que luego de conseguido el título del Apertura de ese año, el plantel se desmanteló y en el Clausura el cuadro blanquiazul acabó décimo.

Liga, en cambio, atravesaba uno de los capítulos más difíciles de su historia. El equipo blanco acababa de descender a la Serie B (segunda categoría) del fútbol ecuatoriano y había sufrido el éxodo de sus principales figuras, entre ellas Alfonso Obregón y el colombiano Álex Escobar. De hecho, cuando Liga llegó a Lima su máxima carta de gol era nadie menos que el argentino Oscar Pacheco, un atacante regularón que en 1996 había pasado sin pena ni gloria por la delantera del FBC Melgar de Arequipa.

El 'Chorri' Palacios también pasó por LDU durante el proceso de la década actual y fue ídolo (Foto: diariocorreo.com.ec)Las críticas a la directiva aliancista no se hicieron esperar. "Cómo
van a estrenar el equipo del Centenario contra un club de Segunda", se
decía. El hecho es que en la cancha del Nacional, Alianza cayó
derrotado 2-3 ante ese equipito segundón, para colmo luego de haber
estado arriba por dos goles de ventaja.

Aquel partido, como todo amistoso, constituye una mera anécdota. Pero sirve para comparar historias de dos grandes capitalinos. Uno de Lima, que cortoplacista y populistamente se empecinó en ganar un título para celebrar su aniversario 100, y otro de Quito que trabajó para salir de su mal momento hasta alcanzar un logro verdaderamente significativo.

La historia íntima es conocida: tras ese título de Apertura y posterior Clausura desastroso, ganó el campeonato 2001 en el Cusco con el español Herráez de técnico -hasta ahora seguramente no se la cree- y por penales gracias a las manos de Roverano, a quien los directivos echaron vilmente dos años después por el pecado de exigir su salario. Sobre la base de un esquema dirigencial de corte gamonal, Alianza consiguió algunos títulos más en la década hasta que el mecenas se fue y el desorden se impuso para coronar un primer semestre de 2008 catastrófico.

En Liga, en cambio, se apostó por un desarrollo serio. El equipo volvió a la Serie A para 2002, y un año después alcanzó el título de la Primera División ecuatoriana. Pero antes que dilapidarse en festejos locales, creyó en la inversión para cosechar logros internacionales. Por Ponceano pasaron, entre otros, Jorge Fossati y Juan Carlos Oblitas, cada cual con un título bajo el brazo. En la Copa Libertadores fueron acumulando pasos: octavos de final en 2004 y 2005, cuartos de final en 2006. En la Copa de 2007, ya con la dirección de Edgardo Bauza, hubo un traspié en la primera fase al quedar eliminados a manos de Colo Colo y Caracas; pero no hubo desesperación ni cabezas rodadas. Bauza continuó, alzó el título ecuatoriano a finales de temporada y ahora fue el gestor de esta campaña histórica.

La fiesta ecuatoriana en el Maracaná (Foto: MEXSPORT)PARA APRENDER

En Ecuador los dirigentes no son la última Coca-Cola del desierto ni nada que se le parezca. Como muestra bastó anoche, durante la entrega de medallas a los jugadores liguistas, escuchar el sonoro "¡Chiriboga fuera!" como clamor de la Muerte Blanca (barra de LDU) por la salida del presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol, Luis Chiriboga. Pero la diferencia con estas tierras pasa por que hay clubes que funcionan como instituciones y desarrollan proyectos deportivos integrales, como el propio Liga (poseedor de un country club de 45 hectáreas en las afueras de Quito) y el Barcelona de Guayaquil, por citar dos ejemplos.

El día que se entienda que Burga está enquistado, más que por su terca obstinación y nula vergüenza, por la incapacidad del sistema futbolístico de desarrollar entes sólidos, el fútbol peruano habrá dado un gran paso hacia su desarrollo. El día que se entienda, también, que una clasificación al Mundial no es el principio y el fin del universo, también se habrá dado un avance decisivo hacia el desarrollo de un sistema maduro, ese que entiende que sus clubes, los que construyen semana a semana el producto-fútbol, son los principales agentes de éxitos. Y, por ende, que un título internacional como el de la Libertadores es mil veces preferible como logro.

Por ahora, queda seguir quemando muñecos de año nuevo y aplaudiendo, a lo lejos y en voz baja, el éxito ajeno de un club modelo que en ocho años saltó de la segunda categoría de su fútbol al podio más alto de Sudamérica.