14.8.07

Espuma al límite del vaso histórico

Sporting Cristal vive horas difíciles. Lo que hasta hace pocas semanas era una broma de tribuna rival, la posibilidad del descenso de categoría, hoy asoma como una opción real visto el desempeño rimense en el arranque del Clausura. ¿Cuáles son los íconos de la crisis cervecera?

Foto: delgol.com

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Amargura: Cristal no quiere jugar al fútbol.
Tras las jornadas iniciales del Clausura, los celestes pueden exhibir a sus hinchas algo peor que la seguidilla de resultados negativos: apatía por saltar al campo y un deseo inigualable de que el árbitro pite el final de los partidos desde que estos se inician. Lo que extraña es que seis de los habituales titulares sean formados en el club, y por tanto estén teóricamente identificados con él: Delgado, Prado, Villalta, Rebosio, Lobatón y Palacios. A ellos podría sumárseles Jorge Soto como capitán emblemático de los últimos años. Lo curioso es que el más luchador proviene de afuera: Luis Alberto Bonnet, quien acaso sí tiene claro lo que es sufrir por surgir en un club con incomodidades (el Atlanta de su país) y tener éxito en una institución modelo como Cristal.

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Vergüenza: Cristal está en posición de descenso. Podía interpretarse como el típico canto posterior al “ay, ay, ay, ay, qué risa que me da”, pero la realidad no miente. En el torneo local, durante las últimas dos temporadas, las diferencias entre grandes y chicos se han aplanado producto de algunos buenos trabajos institucionales (San Martín y Bolognesi) y algunas influencias de altura (Sport Áncash). No hay más partidos ganados por default ni el San Martín de Porres es más el cementerio de nadie externo al propio Cristal: los tres años de imbatibilidad que mantuvo en dicho estadio desde su reinauguración en 1995 hoy saben a añejo recuerdo. Equipo que suma en casa, campeona: lo sabe bien Oblitas desde los noventa. Equipo que pierde en casa y no recupera esos puntos afuera, desciende: ¿sabrá alguien conjugar ese verbo en La Florida?

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Asombro: Cristal no ha mejorado a pesar del regreso de sus ídolos. Ni Palacios ni Oblitas son magos. Y no por viejos ni caducos: más bien están afrontando un escenario nuevo en sus historias celestes, en el que ya no pelean un campeonato ni -sobre todo- los rivales les temen, como ocurría en la década pasada. En 1990, cuando el Ciego llegó al Rímac, se había vivido un momento tenso tras la eliminación ante los clubes chilenos en la Libertadores con los argentinos López y Cavallero, y luego con la poca afortunada campaña el chileno Eugenio Jara. Pero nunca algo como el último lugar, y de hecho entonces Oblitas logró el noveno puesto del segundo Metropolitano con la idea fija en sentar bases para campeonar en 1991, objetivo que logró en un equipo basado en jugadores experimentados. ¿Habrá querido confiar en la misma estrategia esta vez? Un apunte: aquel equipo que empezó jugando al ritmo de Antón, Navarro y el propio Julio César Uribe, terminó campeonando con los recién surgidos Pablo Zegarra, Maestri y el mismo Chorri como emblemas. Es solo un apunte.


La campaña de Cristal en 1990 fue una de las peores en su historia. Aquí enfrenta a Huaral en la Libertadores de aquel año (Foto: El Comercio)


(H)

Ceguera: Cristal no la ve con los refuerzos. En La Florida hay muchos más ciegos que Oblitas desde hace buen tiempo, y si alguien decide abrir el chopp para mejorar el plantel antes del cierre del libro de pases, es preferible que los consejeros de siempre sean mantenidos bien lejos. Las comentadas contrataciones nefastas de zagueros centrales a lo largo de los años noventa en el club celeste eximen de comentarios: no pegaron una sola. Y si más bien la tradición histórica de Cristal fue acertar con los refuerzos ganados a otros clubes del medio, este año haber empezado las compras por un jugador como Edison Chará que venía de cometer una gravísima falta ética -abandonar a Cienciano en plena final contra Alianza Lima, quién sabe por qué tipo de motivaciones- no hizo sino contraponer los valores históricos de la institución cervecera. Al colombiano, dicho sea de paso, la camiseta nueve le ha quedado muy grande para ejecutar alguna rabona este 2007. Hasta el momento, hay que reconocerlo, el mejor refuerzo de Cristal en el año ha sido la contratación de Alan Diez como jefe de prensa, cuya eficiencia resulta un gran aporte a quienes cubren informaciones en el club.

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Incertidumbre: Cristal no sabe cuánto más tendrá que sufrir. Amén de los resultados de los clásicos de esta semana –ya Oblitas habría deslizado que si va a pelear la baja luego de esos partidos preferiría hacerlo con juveniles-, se ve difícil que la crisis celeste se resuelva del todo antes de diciembre. Y aunque ya haya ocurrido que la celeste remontó en un solo torneo corto desde las últimas ubicaciones hasta lograr el título (Clausura 1998, con Franco Navarro en sucesión del Chiqui García), esta vez el pasivo es tan grande que hasta el más fanático del Extremo parece haberse resignado a que el 2008 será el primer año sin presencia internacional imense en catorce temporadas. Tras haber comenzado el calendario con una espantosa goleada ante el América mexicano y haberlo adornado con otra en domicilio propio frente a la Liga Deportiva Alajuelense, unas vacaciones continentales no saben tan mal. La idea, por cierto, es que ellas puedan tomarse desde la comodidad de una pretemporada dura y no resembrando el césped del San Martín para que este vuelva a albergar partidos de Segunda División como en los años ochenta.