28.12.07

Borrados por la vergüenza

Composición fotográfica: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com

Ni siquiera en fin de año la afición puede pasar días tranquilos. El Grinch del balón, la Federación Peruana de Fútbol, manoseó las expectativas de dos equipos del centro del país, Atlético Minero y Sport Águila, y rechazó el partido que debía definir el ascenso de alguno de ellos a Primera División. ¿Habrá cometido la dictadura de Burga esta vez un error estratégico capital?

A estas alturas de la vida y el año, ya no produce rabia el desvarío continuo que produce la Federación Peruana de Fútbol con sus burdas decisiones en torno de cualquier tema que afecte al balompié nacional. El convencimiento de saber que se juega en dictadura equivale al que producen esos partidos que se saben amañados de antemano, y hasta extienden algo de lástima por sus protagonistas.

Atlético Minero ya estaba de vacaciones y tuvo que recomponerse para entrenar de cara a un partido que nunca se jugará por la prepotencia de la FPF (Foto: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com)Lástima por Burga, el ciudadano peruano con mayor nivel de rechazo público a pocos días de acabar 2007, desprecio reflejado en el hecho de que los muñecos quemables de Año Nuevo inspirados en él encabecen ventas en el Centro de Lima por encima de los de procesados y encarcelados. Qué triste debe ser la vida de alguien que no puede salir a la calle porque apenas lo reconocen es presa de insultos y vejámenes, como le ocurriera hace unos meses en compañía de su familia en el propio Óvalo Gutiérrez, uno de los lugares más apacibles de la ciudad. Qué drámatico debe ser para una persona no poder ir siquiera a ver un partido definitorio de un campeonato que él mismo organiza y jugado en su propia ciudad natal (Chiclayo), por temor a afrontar el repudio de la masa. Qué patético debe ser ver cómo el periodismo que alguna vez creyó en él y lo defendió de las injurias de Rospigliosis, Navarros y demás figuras cancerígenas que han circundado al balompié durante los últimos años rechaza hoy sus formas autoritarias y le dispensa, con razón, las portadas burlescas que otros le obsequiaron gratiutamente una década atrás. Las mascotas del Sport Águila se quedaron con las ganas de volar hacia Primera División (Foto: flickr.com / Usuario: chullitoandino)Ir en contra de todo y contra todos: señal inequívoca de enceguecimiento por el poder, síntoma evidente de dictadura que comienza a desandar el camino de su propio desastre.

Lástima por Silvestri Somontes, la única persona que tiene el innoble designio de haber sido víctima de un atentado con bomba en un automóvil en este país después de controlado del terrorismo. Un exceso de violencia de ese tipo es injustificable y condenable; pero el solo hecho de que se haya llegado a tal punto de agresión refleja la desesperación que genera el latrocinio que un personaje ha hecho del honor uno de los equipos más queridos del balompié peruano, el Deportivo Municipal. A la ‘Academia’ distintas juntas directivas la manejaron mal y la hicieron pasar tardes vergonzosas con descensos incluidos, pero jamás habiendo llegado al punto de presentar juveniles y subyugando el honor del escudo edil a un entrampamiento de reglas que le permitiera salvar la categoría por lo bajo. Como no sabe de fútbol más que lo que pudo aprender viendo tapar a su hijo -sobran comentarios-, nunca entenderá que ‘Muni’ cayó al hoyo varias veces, pero siempre con dignidad. Y que esa Banda del Basurero que sigue a su equipo a todas partes funda su honor en el hecho de haber caído varias veces peleando, pero con artes decentes. Huancayo, que iba a ver fútbol profesional indistintamente de que ganara Minero o Águila, es la perjudicada directa con el entuerto armado por Burga y compañía (Foto: flickr.com / Usuario: chullitoandino)Tan apocalíptico ha sido su accionar que más de un hincha edil ha evocado las épocas de Rafael Hernando como ejemplo de conducta dirigencial. Qué asco de gestión.

Lástima también por el tal Enciso Rivera, patrón de lavandería que se aventuró a hacer fútbol profesional y creyó que con algunas llamadas vía celular podría asegurar su permanencia a pesar de que su equipo fuera un desastre en el campo. Típico gamonal, se desgañitó alardeando ante la prensa de su ciudad y sus jugadores que tenía todo arreglado para que Total Clean jugara en Primera en 2008. Por fortuna, el fútbol también cuenta con empresarios de trayectoria reconocida como Rafael Rizo-Patrón, quien en una actitud para el aplauso encabezó la firme posición de la ADFP para rechazar esa y las intenciones de los otros secuaces de la Videna.

Pero la respuesta pueril de esta gavilla fue tan cobarde que dañó a quienes menos tenían que ver con sus intrigas. Atacó directamente a dos equipos del centro del país como Atlético Minero y Sport Águila, a cuyas aficiones se les ha manoseado la ilusión de llegar a Primera División. ¿Hay algo más legítimo en el fútbol que el sentir de hinchas como los del Minero, que sin importar edades se desplazan desde un pueblo aislado como Matucana para seguir a su equipo? (Foto: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com)DeChalaca.com repudia que exista tanta enanura mental como para destrozar de ese modo la escasa cultura futbolera que hay en el país. Sobre todo luego de haber visto cómo el pueblo de Matucana en pleno llegó al Callao para ver a Minero jugarse el ascenso ante Hijos de Acosvinchos en la última jornada de Segunda División, o de ver el estadio Huancayo abarrotado con 20 mil espectadores para seguir al Águila de Mifflin Bermúdez en su lucha por la Copa Perú. El absurdo está incluso más allá de que Minero haya tenido que recomponer un equipo ya de vacaciones y contratar un técnico (José Ramírez Cuba) solo para el partido que iba a jugar, o que la FPF haya cobrado a Águila el alquiler de la concentración de la Videna mientras se preparaba para la definición. Simplemente pasa por que se transmita a aficiones honestas en sus sentires la señal de que sus intereses no valen, de que puede pisotearse a sus equipos como si nada. Un despropósito contra cualquier ley básica de marketing, en un país que cada vez -además- evoca más el concepto de inclusión social en todos sus estamentos, salvo, para variar, en los concernientes al fútbol.

Pese a todo, y casi como irónico consuelo, cabe reparar en que Burga y compañía podrían estar incurriendo en un grave error estratégico. No es lo mismo amnistiar a un equipo y ganarse algunos aplausos en Huaraz que tirarle un portazo en la cara a un pueblo tan bravío como el huancaíno. Y no se trata de invocar marchas de protesta o hasta bloqueos de carretera como folclóricamente se ha propuesto desde más de un sector durante las últimas horas; A la larga, es imposible para cualquiera soportar tanto tiempo haciendo el ridículo (Foto: fotoplop.blogspot.com)se trata solo de que ya hay un departamento en pie de guerra terminante contra esta administración, y que en términos de fuerza de choque de opinión vale mucho más a la larga, por ejemplo, que el apoyo que pueda brindar un club como Total Clean que con suerte tiene como hinchas a Enciso Rivera y algún generoso planchador de ternos en Sachaca. Cuánto peso mediático de cara al exterior puede ejercer vía Internet tener a una toda ciudad en contra que contar con adláteres que ni siquiera pueden actualizar una página web como la de la FPF con información básica como los datos de los jugadores que integran el seleccionado nacional. Esa falta de visión, indefectiblemente, pasará factura en un plazo no muy largo a esta dictadura del fútbol, signada por el manejo arcaico y con el estilo juvenalesco como paradigma de gestión.

Un campeonato con 13 equipos, muy posiblemente el más largo del mundo para 2008, es la barrabasada -o burgada- que corona una temporada oscura para la organización del fútbol en el Perú. Son tan miopes en la Videna que no se dan cuenta de que el hecho de contar con una liga con número impar de participantes pondrá al Perú en el ojo del fútbol mundial y generará preguntas permanentes. Ven tan poco más allá de sus narices que no se percatan de la fuerza del mundo virtual y que, a un clic de distancia, las fotos de muñecos de Año Nuevo pueden estar haciendo ridículo en la bandeja de entrada de Joseph Blatter. Creen que dictando medidas como estas en tiempos de fiestas restringen su difusión mediática, cuando hoy las cadenas de correo y los foros prolongan las discusiones y mantienen vigente la capacidad de protesta. Hasta ahora se habían metido con otros dirigentes, pero esta vez lo hicieron con los hinchas: y eso es algo que en el corto, mediano o largo plazo, el fútbol no perdona y cobra a manera de revancha sí o sí.

21.12.07

En su cabeza hay más que un gol

En su primera campaña como entrenador, Juan Reynoso vivió el vaivén de las grandes épicas: tomó a un equipo que andaba a los tumbos, coqueteó con el fondo de la tabla y terminó ratificando su carácter ganador con un título. El patrón de juego del Bolognesi del ‘Cabezón’, seguramente, no habría sido el mismo si este no cargara en la mente algunas vivencias que marcaron su carrera.

Un repaso a los momentos más importantes de la vida futbolística de Juan Máximo Reynoso Guzmán (Lima, 28 de diciembre de 1969) delatan lo indiscutible: ante cualquier otra cosa, el ‘Cabezón’ es de aquellos personajes que nacieron para pisar una cancha y vivir, gozar, sufrir y triunfar en torno de lo que les ocurra sobre ella.


Diciembre de 1987. Apegado al trabajo desde sus inicios, aquel sábado 5, un día antes del partido que su Alianza debía jugar con San Agustín, trotó intensamente por el campo de Matute para demostrar que ya se había recuperado de una molesta lesión. Enero de 1989: Reynoso y 'Chemo' del Solar, dos contemporáneos que se iban forjando como líderes con las camisetas de Alianza y Universitario, respectivamente (Foto: Don Balón Internacional Edición Perú, N° 5 p. 14)  Pero Marcos Calderón, como se diría coloquialmente, no entraba en vainas. "Corrí fuerte para demostrar que estaba bien y la lesión me recrudeció”, diría Reynoso después. Al ‘Oso’ eso le importaba muy poco: “No va”, fue su respuesta escueta. Eso determinó que el martes 8, un joven de 17 años que ya se había hecho de un sitio en la volante blanquiazul no estuviera en la nómina de pasajeros que abordó un Fokker de la Marina de Guerra rumbo a la eternidad. En medio del dolor de los días postreros, la prensa no dejaba de reparar en un detalle: de los cuatro jugadores que habitualmente alternaban en el equipo y habían sobrevivido al accidente, el ‘Cabezón’ era el único que pertenecía a la saga de los ‘Potrillos’ -Juan Illescas, el ‘Gatito’ Espino y ‘Colibrí’ Rodríguez eran de otras generaciones-. Por algo, entonces, luego de que el ‘Nene’ Cubillas dejara el club tras el subcampeonato posterior a la tragedia, la capitanía cayó en su juvenil brazo. Juan, hecho para sufrir. Al lado de perder a todos sus compañeros de promoción antes de cumplir la mayoría de edad, cualquier vivencia difícil que le depare el fútbol, como estar una rueda sin ganar al frente de un equipo colero, es manejable. Juan, como ‘Bolo’, duro ante la adversidad.


Enero de 1993. Conferencia de prensa en el Lolo Fernández para anunciar el jale del verano. En épocas en que no existían Kouris o Farahs que hubieran hecho apología pública del transfuguismo, que el capitán de Alianza Lima se estuviera enfundando para los flashes la camiseta de Universitario no tenía, siquiera, respaldo dialéctico alguno. Octubre de 1993: Reynoso pisa Matute por primera vez con camiseta de la 'U'. Los cremas ganarían 0-1 con gol de Baroni (Foto: Estadio, N° 61 p. 6)Nicolás Delfino y Alfredo González -sí, en alguna época conversaban- habían gestado la transferencia y aunque sonara rarísimo, Reynoso era de la ‘U’ en un verano en que Alianza se debatía en una crisis económica terrible y apostaba a afrontar la campaña con juveniles (Waldir y compañía). Alguna vez trascendería que, en su última tarde en Matute, el ya afianzado zaguero central fue consultado en privado por su decisión; dicen que caminó hacia Occidente con el periodista, le mostró un carrito sanguchero y le comentó que, los días de partido, era atendido por el ex golero de un cuadro nisei de Pueblo Libre que se había retirado la temporada anterior, tras el descenso de su club. “Yo no quiero hacer taxi a los 30”, remataría el ‘Cabezón’. Sin duda, para el hincha tal razón valía poco o nada, y sería muy posible que el periodista de hoy, de volver a ser el niño de ayer, destrozara otra vez en pedacitos el póster del capitán con la camiseta blanquiazul auspiciada por el Banco de Comercio. Juan, traidor. Tiempo después, cuando daba su primera vuelta olímpica con la ‘U’ y unos hinchas vestidos de quinceañera recordaban que aliancismo y campeonato eran, por entonces, sustantivos incompatibles, la balanza se inclinaría hacia el lado de la decisión correcta, esa que le abrió las puertas del fútbol mexicano; como cuando desde el banco tacneño sacaba del campo a figuras -Cominges, Vásquez- para hacer cambios que aseguraran un resultado, mezquino pero útil, a toda costa. Juan, como ‘Bolo’, pragmático.


Octubre de 1997. No tenía la espectacularidad de Balerio para atajar penales a Bengoechea, la fortuna de Pereda para embocar un golazo en Barranquilla o el carisma del ‘Chorri’ para levantar al Nacional con un tiro esquinado en el arco uruguayo. Pero a lo largo de toda la Eliminatoria que estaba a punto de depositar a Perú en Francia ’98, el capitán había sido el más parejo desde la defensa central, más allá de que nunca le hubieran faltado críticos. Octubre de 1997: La noche aciaga de Reynoso en Santiago, frente al 'Matador' Salas (Foto: Don Balón Internacional Edición Perú, N° 6 p. 22)Quien suscribe recuerda imborrablemente la tarde del 2 de junio de 1996, ante Colombia en el estadio Nacional, cuando un insoportable hincha sentado una banca atrás hacía las veces de sucursal de dos seudoperiodistas con apodo de felinos y se la había pasado desde el primer minuto tildando a Oblitas de argollero y a Reynoso de lento. Corrían 2’ del complemento y los epítetos habían llegado a tal nivel de lo insoportable que no quedó más que voltear a decirle al tipo que se callara de una buena vez; lo curioso es que, efectivamente, se calló, pero no por el reclamo, sino porque el resto del estadio se había parado a rugir un gol. Al volver la mirada al campo, la retina no alcanzó a ver el tanto, pero sí al ‘Cabezón’ abrazado por Zegarra lleno de grito furioso de gol en la boca, el gol que hizo que Perú empezara a pelear por algo en esa Eliminatoria. El aprendiz de tigrillo no habló más, pero seguramente sí lo hizo 16 meses después después, cuando en Santiago de Chile tuvo lugar la jugada que, a diferencia de la anterior, todos asocian con el apellido Reynoso al evocar esa Eliminatoria: centro a Salas, marca débil del capitán peruano, ‘Matador’ bajándola de pecho en su casa, 4-0 humillante. Juan,
desafortunado. Y es que, para las cámaras, siempre estuvo en el momento menos indicado, como cuando en 1999 disparó un penal a los cielos de Asunción frente a México y Perú quedó fuera de la Copa América; como cuando luego de haber obtenido un triunfazo de visita en medio de la indiferencia del televidente frente a Millonarios en Bogotá, planteó un esquema defensivo en Tacna, ya ante la expectativa general, que terminó firmando su derrota por penales otra vez.
Juan, como ‘Bolo’, poco mediático.


Marzo de 2000. Capitán e ídolo del Cruz Azul mexicano por siete temporadas, con el dorsal ‘4’ en espaldas, era el líder del plantel que debía empezar a disputar las Eliminatorias rumbo a Corea-Japón 2002. En el discurso, formaba parte de los sueños de Francisco Maturana: aun cuando una reciente derrota en las semifinales de la Copa de Oro ante Colombia se había gestado por un fallo de Reynoso, el DT le había endilgado públicamente la responsabilidad a Oscar
Ibáñez, por lo cual parecía un hecho que contaba con su plena confianza, y hasta comentaba en círculos públicos que su juego se asemejaba al de Franco Baresi. Marzo de 2000: La polémica se instala cuando 'Pacho' Maturana deja fuera de la selección a Reynoso pocos días antes del debut eliminatorio frente a Paraguay (Recorte: Once, N° 134 pp. 16-17)Pero el ‘Pacho’ y el verso eran uno solo, y el nombre del ‘Cabezón’ jamás apareció en el listado de convocados para el primer partido ante
Paraguay. Lo borraron, y para colmo el técnico jamás le explicó por qué. La verdad no tardaría en aparecer: la Comisión que encabezaba Lánder Alemán quería que el liderazgo en el camarín lo llevara un jugador más manejable al discutir el reparto de premios, y no alguien que acostumbraba matar por sus compañeros en las negociaciones y cuyo roce internacional no lo hacía presa fácil de los acostumbrados entuertos dirigenciales del medio. Juan, siempre reclamando. El
zaguero cerró la puerta y, con los principios claros y a diferencia de lo que harían muchos de sus colegas, jamás volvió al seleccionado en tanto este siguiera siendo manejado de la misma forma -hasta hoy-; como cuando protestaba por los errores arbitrales en contra de Bolognesi no con el típico argumento de muchos miembros de la ANEF -“me están robando mi comida”-, sino con un mejor pensado “venimos desde fuera para contribuir a la mejora del entorno del fútbol peruano, este es el tipo de fallas que debemos corregir”. Juan, como ‘Bolo’, luchador.


Diciembre de 2007. La vuelta olímpica en el Jorge Basadre y las calles tacneñas se comenzó a gestar, quizá, tres años antes. Apuntó alguna vez Renato Cisneros en su columna ‘El Dardo’ que Reynoso se había retirado del fútbol el mismo día que el ‘Puma’ Carranza y, a pesar de ser un contemporáneo tanto o más exitoso, nadie le había dado pelota mediática. Noviembre de 2007: Reynoso otra vez en Matute, ahora en el banco de 'Bolo' (Foto: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com)A lo mejor el ‘Cabezón’, para ganar titulares, debió poner una cebichería en vez de dedicarse a estudiar y trabajar como asistente en el Necaxa, pero lo cierto es que esa inversión le reportó réditos en su arribo al Perú. Técnico de saco y corbata, organizador de conferencias de prensa post-partido, Reynoso ha terminado siendo uno de esos personajes que permiten soñar con un fútbol moderno, auténticamente desarrollado, de primer mundo, en el que se hable de táctica más que de farándula. Con la palabra parca pero respetuosa ante la prensa, con el perfil bajo que lo esconde en el camarín apenas su equipo se consagra campeón para que sean los jugadores quienes se roben el protagonismo ante los micrófonos. Juan, siempre sobrio y elegante. El hombre que en la cabeza alberga más sensatez que las puras ansias de gol características de sus colegas encontró, en la frontera sur, simbiosis con un pequeño enclave de trabajo planificado, filosofía de largo plazo, promoción de jugadores y nula desesperación ante los malos resultados eventuales. Juan, como ‘Bolo’, serio y campeón.

13.12.07

Perdiendo el tiempo en lo mismo

Fotos: mediotiempo.com. picsunited.com

El embrollo telenovelesco en que el fútbol peruano se ha visto comprometido durante los últimos días por la indisciplina de cuatro jugadores del seleccionado nacional obliga odiosamente a emplear caracteres y minutos en tratar temas extradeportivos. No queda otra: algo hay que decir sobre el asunto que apasiona a quienes viven del balón -y deprime a quienes viven para él-.

Está ya escrito en DeChalaca.com que quienes la hacemos detestamos, casi por sobre cualquier cosa que esa labor pueda exigir, dedicar tiempo y espacio a temas que no estén vinculados con lo estrictamente futbolístico. La suspensión temporal de cuatro jugadores de la selección nacional -Santiago Acasiete, Jefferson Farfán, Andrés Mendoza y Claudio Pizarro-, no obstante, termina ejerciendo, al menos en teoría, un efecto sobre el juego, léase la posible ausencia de los mencionados jugadores en los próximos partidos del equipo que dirige José del Solar. Por ello, y una vez amainado el barullo mediático que la telenovela de moda ha generado,creemos pertinente expresar algunos puntos de vista para sentar una posición acerca de tan enojoso incidente.

Prensa. Como suele ocurrir en este tipo de situaciones, fue el periodismo ajeno al deportivo el que destapó el escándalo del Golf Los Inkas. Y finalmente, ello no constituye más que un reflejo de lo destruido que está el sistema futbolístico del país: los mecanismos de control son tan ineficientes que agentes externos terminan ostentando un poder censor mayor al que deberían tener. Al paso chicha que vive el fútbol peruano, el Especial del Humor termina marcando la pauta de lo que ocurre en el entorno de la selección (Foto: You Tube / Frecuencia Latina)Si el -divertidísimo- Especial del Humor marca buena parte de la agenda social de estos días, por qué habría el fútbol de estar inmune a ello; si la sintonía de la sociedad civil da de comer a la -insoportable- chismografía farandulera de los programas estelares, por qué habrían los jugadores de estar inmunes a la persecución de las cámaras. Ese es el Perú de hoy, y aunque a muchos no nos guste hay que aceptarlo. Lo que sí es absurdo es que, desde el otro lado, se exija que el periodismo deportivo investigue las andanzas de los futbolistas cuando la función de aquel es remitirse a comentar lo que ocurre dentro de los campos de juego. Y más inaceptable aún que se extienda una generalización de comechado o mermelería a quienes prefieren hablar de tácticas que de ampayes, amén de que hoy por hoy existan diarios que publiquen por la mañana lo que va a declarar el técnico en una conferencia de prensa horas después.

Jugadores.
Para variar, la pequeñez mental de varios de los futbolistas que arroja el fútbol nuestro desata un entuerto de grandes proporciones. Decía el otro día un dirigente del Almería que no tenía por qué sancionar a Acasiete si en su club siempre había mantenido una buena conducta. Queda claro que para muchos el avión que los devuelve de Europa a casa es sinónimo de un pasaje al relax y la "liberación" de aquello que no pueden hacer en un sistema que sí funciona, a diferencia del que prima en la Videna. Ahora envuelto en el escándalo, Claudio Pizarro está cada vez más lejos de dejar de crispar la paciencia del aficionado (Foto: Andina)En realidad, en esta página nos importa muy poco qué pueda hacer o no un futbolista antes o después de jugar un partido; lo que sí nos interesa bastante es que en los 90 minutos que ese jugador salta al campo para defender la camiseta de la selección ofrezca lo mejor de sus posibilidades. Y si las actividades previas o posteriores impiden esto último, son condenables. Por eso, nos parece inaceptable que jugadores como Pizarro o Farfán, que en los cuatro primeros
partidos han ofrecido actuaciones discretísimas y muy por debajo del nivel que sus pergaminos exigen
, estén implicados en estos sucesos. Sobre Mendoza es más eficiente no esperar que entienda algo de todo esto y remitirse a exigir a su empresario, como a los de los otros tres, que procuren un entorno más decente que el conformado por Pizarrones y Barbadillos para que sus representados no pierdan valor de mercado, al menos en horas de trabajo -la concentración es parte de él-.

El técnico.
En la batahola que el fútbol nacional ha atravesado este 2007, el apellido Del Solar resultaba medianamente creíble como estandarte de lo que podía ser un pasapiolismo decente del seleccionado nacional en sus compromisos oficiales. Dicho de otro modo: ya que con la dirigencia actual es imposible esperar algo que obedezca al concepto de proceso planificado, la nominación de 'Chemo' sugería la posibilidad de que pudiera formarse un microclima de trabajo que, mediante la entremezcla de individualidades e identidad de grupo, terminara ofreciendo una participación presentable. Sin embargo, el principal activo de Del Solar, la afinidad con sus dirigidos, ha caído en descrédito con esta situación.



¿Es posible corregirlo? Nosotros no queremos sumarnos al corito cantor al que le encanta recurrir al término "renuncia" -en realidad, principalmente porque un cambio de entrenador por parte de esta Comisión podría sufrir el riesgo de ver en el banquillo hasta al 'Príncipe' La Fuente-. Pero un discurso tan light y poco enérgico como el que 'Chemo' manejó en su conferencia de prensa del miércoles en la Videna, máxime cuando aparece sentado al lado de la figura más cuestionada no de la dirigencia, sino de la sociedad peruana actual, es, por decir lo menos, políticamente incorrecto (Video: You Tube - Canal N / Usuario: paqui2007 - elgonzi.com). Del Solar tiene que caer en la cuenta de algo: en un contexto como el de este año, si él ha recibido apoyo general para ocupar el cargo es más por su -supuesta- inteligencia que por su capacidad. Y ahora las demandas caminan por lo primero.

Dirigentes. Es inequívocamente propio de una Comisión tan impresentable que sus miembros la hayan pegado de inspectores Gadget y se la hayan pasado elucubrando y soltando versiones acerca de jugadores implicados, por lo cual ello no causa mayor sorpresa ni amerita desperdiciar caracteres en comentarlo. También aburre repetir que poco menos que este escándalo puede esperarse con una Federación tan desacreditada y que bate récords de impopularidad. Pero sí creemos que esta dirigencia debe largarse no es por que cuatro jugadores se vayan de farra. Si el Perú no va a mundiales no es debido a que los jugadores sean indisciplinados, sino a que existan equipos con dirigencias como la de Municipal (cuyo presidente Silvestri Somontes es vicepresidente de la FPF), que pretendía programar su último partido contra Cienciano en el Nacional el día del concierto de Soda Stereo, evento que toda la ciudad sabía cuándo y dónde se desarrollaba desde hace meses. O debido a que todas las semanas hay que escuchar a algún miembro del plantel de Total Clean decir que su presidente (Enciso, también vicepresidente
de la FPF) les ha garantizado que este año no habrá baja "porque así se lo ha prometido la FPF". Atlético Minero, que ya estaba echado descansando tras haber culminado su campaña en la Segunda División, ha debido rearmar su equipo para disputar el decimocuarto cupo de la Primera División del próximo año contra el campeón de la Copa Perú (Foto: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com)O por que se ha tenido que esperar a diciembre para definir que el 2008 jugarán 14 equipos y el decimocuarto cupo deberá definirlo el Atlético Minero, que ya estaba de vacaciones y ha debido reclutar a su plantel nuevamente, con el subcampeón de la Copa Perú, que podría ser el Aurich, cuyo asistente técnico ('Tito' Chumpitaz) dirigía hasta hace unas semanas al Minero. Esos, y no la goleada en Quito ni la juerga del Golf, son los pecados de Burga, y es por ellos, entre tantas otras cosas, que debe irse.

Afición. Juan Reynoso, una de las personas más sensatas que el actual entorno del fútbol exhibe, afirmó con razón hace unos días que la afición bien haría en ocuparse de problemas más estructurales -como los descritos en el párrafo anterior- que de sucesos como estos. Y algo que el auténtico hincha sabe es que a los programas de las nueve o de los domingos por la noche pueden ser muy útiles para denunciar escándalos, pero que a la vez les interesa poco o nada un auténtico desarrollo o mejora del fútbol peruano. Por eso, el aficionado es quien debería mantener la posición más firme en este tema: si ahora se clama a los cuatro vientos la exclusión de cuatro "malos elementos", que luego de la próxima derrota no se exija mezquinamente devolver a los indisciplinados como "grandes salvadores" de la blanquirroja. Mario Gómez en Ecuador, el reflejo de que el Perú es una tierra de perdones eternos (Foto: elcomercio.com)En esta página web creemos que quien haya roto un código de disciplina en un equipo debe ser marginado y jamás regresar, así se apellide Cueto o lo poden 'Lolo'. Pero también estamos convencidos de que en algunos meses, serán los mismos programas y periódicos los que atiborren pantallas y llenen páginas con la telenovela del retorno de los ahora sancionados, casi sustituyendo mágicamente la palabrita "castigo" por "revancha". El hincha es el único que puede hacer algo al respecto: ser más coherente en su discurso, y no ser el cómplice que pidió más de una vez el regreso a la selección de gente como Carlos 'Kukín' Flores, Juan 'Chiquito' Flores o ahora Mario 'Machito' Gómez. ¿Alguna vez dejará este de ser el país de las segundas oportunidades?

En DeChalaca.com sostenemos que al fútbol peruano solo puede salvarlo el propio fútbol, con instituciones que sean mejores expresiones socioeconómicas de la auténtica pasión por este deporte. Lo demás, como escribir y leer estas mismas líneas, puede terminar constituyendo una pérdida de tiempo si cada cierto rato hay que comentar los mismos recetarios de solución para los mismos problemas derivados de las mismas causas. Y eso, cuando el mismo tiempo puede emplearse en ver un balón rodar, aburre al ser el mismo cliché de siempre.

5.12.07

Granate por adopción

Foto: EFE

La que aquí se presenta es una licencia personal para narrar cómo un periodista dedicado al fútbol puede volverse hincha fiel de un equipo chico ajeno a su país de origen. Y cómo el día que el club Atlético Lanús consiguió dar la primera vuelta olímpica de su historia, ese título pudo gozarse con la satisfacción de haber elegido la simpatía correcta.

Difícilmente encuentre hincha granate más auténtica que aquella señora de 78 años que hace 10 días declaraba en Fútbol de Primera haber nacido y vivido siempre en Lanús, por lo que dudaba de que el momento actual fuera irreal como un sueño.

Yo no nací en Lanús. Es más: en 26 años de vida, jamás he ido a Lanús. Nunca he pisado el estadio de Guidi y Arias, y la única camiseta que tengo en el clóset con las iniciales CAL no es granate sino blanca, la alterna de comienzos de década, marca Kelme. El gol de empate de Martín Palermo no bastó para que Boca evitara que Lanús le diera la vuelta olímpica en la cara en la propia 'Bombonera' (Foto: EFE)Pero esa casaca me bastó para ataviarme el domingo cuando por la televisión veía al ‘Grana’, el equipo argentino del que me hice hincha hace 11 años, ganar el primer título local de su historia en la mítica ‘Bombonera’.

Ni siquiera mi familia en Argentina entendió jamás por qué me hice hincha de Lanús. Mucho menos los amigos con los que suelo discutir sobre fútbol. Claro, ellos afuera son de Boca y del Barza, o de River y el Madrid. Jamás dejó de parecerles posero que yo para España confesara mis simpatías por el ‘Depor’ o, mucho menos, que en Argentina hinchara por el ‘Grana’. Y no es solo que me aburra la monotonía de los equipos grandes: me hice del Deportivo, por ejemplo, cuando Bebeto llegó a La Coruña y de ser un cuadro ignoto lo elevó a la dimensión de protagonista. Y claro, supe sufrir con aquel penal fallado por Djukic ante el Valencia en el último minuto que impidió dar la primera vuelta olímpica en Riazor en 1993-1994.

Lo de Lanús, sin embargo, es distinto. Ciertamente sentí el flechazo inicial una noche de marzo de 1996, cuando el ‘Grana’, que de Defensor Lima solo tenía la traza, pisó Matute para jugar un amistoso contra Alianza. A los íntimos los dirigía el brasileño Gil, y esa noche debutaba el jale más promocionado para la temporada: Hamilton de Souza ‘Careca’. Marzo de 1996: Lanús se presenta en Matute y golea 0-4 a Alianza, con extraordinaria actuación del delantero Claudio Enría (Recorte: El Bocón, 06/03/96 p. 3)Pero el volante no ató ni desató, y más bien Lanús se puso en ventaja con un cabezazo de Alejandro Simionato en el primer tiempo. La masacre llegaría en el complemento: en tan solo cinco minutos, Claudio Enría, el ‘Caio’ para mayores señas, perforó tres veces el arco de Rafael Quesada y selló un 0-4 aplastante. Extraje dos conclusiones: i) ‘Pañalón’ no podía pararse más en la meta de Alianza; ii) El día que un delanterazo como Enría estuviera a punto de colgar los botines, vendría al Perú para ser goleador de la temporada, como por aquel ’96 lo demostraba Adrián Czornomaz y luego lo ratificarían el ‘Cocayo’ Dertycia y ‘Luifa’ Artime.

Más allá de eso, ese equipo de Cúper jugaba ordenado, prolijo, bonito; obedecía a un libreto que denotaba trabajo de pizarra, mucha estrategia. Por ello, me terminé de hacer de Lanús cuando al empezar a seguirlo en el Clausura ’96, me di cuenta de que era un equipo en el que el trabajo de largo plazo era una filosofía y no un lugar común retórico. Nicolás Daponte, Juan Héctor Guidi y José Nazionale: según los entendidos, la mejor volante de la historia de Lanús, acá en una imagen de la temporada 1956 (Foto: lanus.com.ar)Poco importaba que no saliera campeón en ese torneo, o en el siguiente: lo relevante era promocionar jugadores de las divisiones menores y construir una identidad de institución sólida. ¿Y por qué Lanús y no el exitoso Vélez que por esa época dirigía Carlos Bianchi, entonces? A lo mejor allí sí jugaba el plano menos racional del caso: porque su arquero no era un paraguayo con ínfulas fanfarronescas, sino un atajador sencillo y trabajador como el ‘Lechuga’ Roa que se empezaba a descubrir como el mejor arquero argentino de los años noventa. De esas épocas data la memoria: Roa; Loza, Simionato, Schurrer y Armando González; Cravero, Peinado, Ibagaza y Hugo Morales; Enría y el ‘Chupa’ López. Poco a poco se hizo de un lugar en el equipo ‘Juanjo’ Serrizuela, y en los segundos tiempos entraban Coyette y el ‘Tero’ Di Carlo. Recuerdo que jugaba Fútbol Excitante (peruanísimo rebautizo del International Super Star Soccer) en Super Nintendo con mi hermano y sobreescribía el uniforme y los nombres de Rumania por los de Lanús: Petrescu se volvía Loza, Simionato era Belodedici, Ibagaza reemplazaba a Dumitrescu, Raducioiu -por la melena, ya que el juego no permitía editar caras- tenía que ser Enría y, por supuesto, Hagi terminaba siendo ‘Huguito’.

Diciembre de 1996: Lanús consigue el primer título de su historia, la Copa Conmebol de 1996, frente a Independiente Santa Fe en Bogotá (Recorte: El Gráfico Argentina, Nº 4027 p. 81)

A finales de aquel mismo 1996 llegó la primera recompensa a ese hinchaje: el título de la Copa Conmebol, en una memorable final ante Independiente Santa Fe. Ya no estaban Simionato ni Schurrer; habían sido reemplazados por Siviero y Falaschi, el mismo que dos años después campeonaría con la ‘U’ de Osvaldo Piazza. Quizá era un título menor en el nivel continental, pero vamos, era un título meritorio para un equipo que, como afirmaba El Gráfico en el artículo que narraba la vuelta olímpica en Bogotá ,quería sacar chapa de grande. Fue desde esa época, pues, que me acostumbré a seguir con atención los cinco minutos de compacto que cada fin de semana sacaba Fútbol de Primera sobre Lanús. Y mucho más allá de que ese equipo haya visto jugar en buen nivel a Jorge Soto, nacer futbolísticamente a Juan Carlos Mariño o ahora calentar banca honrosamente al ‘Malingas’ Jiménez -francamente, jamás me ha atraído seguir el desempeño de jugadores peruanos en el extranjero, porque prefiero alentar equipos y no individualidades-. A mí siempre me llamó más disfrutar con los goles de Gustavo Bartelt, que llegó a irse a la Roma; de la buena racha de Martín Vilallonga, antes de que viniera a Universitario; o de Cristian Fabbiani, emblema de las últimas temporadas que se marchó a Israel justo antes de la gloriosa campaña de este Apertura 2007.


Pero si me piden evocar un momento emotivo gracias a Lanús hasta antes del último domingo, me quedo sin duda con aquella noche del Clausura ’98 en la que ‘Huguito’ Morales reapareció tras siete meses de para, tras superar una grave enfermedad, y clavó un gol en el minuto final en el arco de San Lorenzo (Video: You Tube / Usuario: lanuscapodelsur). En ese festejo emocionado de toda la ‘Fortaleza’ entendí algo que había leído en muchos artículos: Lanús era una gran familia, de esas con calor de barrio. De aquellas a las que da gusto pertenecer, aunque sea por adopción.

Por eso, el último domingo, con el gran partido jugado en ‘La Bombonera’ por este equipo guiado por un hombre de la casa como Ramón Cabrero, una vez más sentí que el día que elegí alentar a un equipo en Argentina, tomé la decisión acertada. Porque como señaló una de esas frases hechas que enarbola Fox Sports en sus transmisiones, lo de Lanús fue el triunfo de un proyecto: la materialización del trabajo ordenado de un equipo que hace 29 años estaba sumido en Primera C y al borde de la quiebra. Porque cuando ves que campeona un equipo con sello de cantera y reforzado por las piezas precisas como ‘Chiquito’ Bossio en el arco o el ‘Pepe’ Sand en el ataque, confirmas que no hay éxito más sabroso que aquel que se ha labrado sobre la base del método. Especialmente cuando uno es de esos hinchas a los que -como solía decir John Hannibal Smith en Los Magníficos- les gusta cuando un plan se realiza, sobre todo si permite que de Lanús Este haya salido el nuevo campeón.

27.11.07

Cómo así el fútbol no está muerto

Tras la debacle en Quito, no hubo mejor respuesta del auténtico fútbol peruano, ese que se juega domingo a domingo con la misma gente -poca, pero fiel- en las tribunas, que una fecha llena de emociones y buenos partidos. En tiempos en que cualquiera habla (mal y para mal) sobre fútbol, cabe rendir un reconocimiento a quienes lo mantienen vivo en el país.

Fotos: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com

Durante los últimos días, el entorno del fútbol ha estado sujeto a una cantaleta acostumbrada para los últimos años: derrota estrepitosa, calificativos vergonzantes, dimes y diretes entre jugadores, viejas “glorias” en metódica labor de crítica, búsqueda de chivos expiatorios, videos dizque acusadores, ayayerismos y compadrazgos evocados por doquier, generalizaciones de rigor y el infaltable “que se vayan todos”. Claro, con la diferencia de que, esta vez, en el Perú efectivamente todos queremos que se vayan todos los que tienen que ver con la Federación Peruana de Fútbol, aunque eso a estas alturas ya caiga en la categoría de coro de misa.

Está dicho por esta página que cualquier hijo de vecino tiene perfecta legitimidad de vivir y consumir el fútbol como mejor le plazca. Por lo mismo, es válido que cualquiera que tenga una tribuna mediática pueda dedicar espacio en ella a hablar sobre la selección. Así para quienes sentimos el fútbol como algo esencial resulte regurgitante, por ejemplo, leer a periodistas políticos opinando superficial y biliosamente sobre planteamientos de juego; Los De Oriente, barra aliancista que es un ejemplo de cómo gente con sólida formación universitaria e importante desarrollo profesional puede volcarse semana a semana a los estadios a apasionarse con el fútbol (Foto: Martín Velásquez / DeChalaca.com)a plurifacéticos cronistas que con honestidad reconocen jamás haber pateado una pelota lanzando recomendaciones acerca de cómo terminar con el fútbol definitivamente; o a la industria de la estupidez farandulera exigiendo a la prensa deportiva investigaciones policiacas en lobbies de hoteles.

Todos ellos están en su derecho, y nosotros en el de no hacerles caso. También nosotros estamos en el derecho de alegrarnos al ver cómo luego de un desastre como el de Ecuador, el Torneo Clausura respondió con una emocionante jornada de fin de semana, la mejor de las 19 fechas que lleva de disputa.

Sin duda, de esas otras orillas surgirán las voces que califican de mediocres a quienes siguen el torneo local o aplauden el nivel de los partidos que en él se juegan cuando el que se disputa en Europa es superior. No faltarán los que digan que toda la prensa deportiva es bullanguera porque ensalza ídolos en partidos como estos o construye titulares rimbombantes y exagerados. Hay parte de cierto: estamos en un medio en el que la fufulla vende y varios siguen ese camino. La Trinchera Norte llegó en masa a Matute y demostró que sin violencia puede alentarse a rabiar al equipo de los amores en un clásico en la cancha rival (Foto: Martín Velásquez / DeChalaca.com)

Pero al auténtico hincha del fútbol, al que sabe analizar un partido y no se deja llevar por lo que le dice una carátula, nadie puede darle gato por liebre. En lo que concierne a DeChalaca.com, que es lo que nos compete, podemos decir con tranquilidad que, durante los cinco meses de fase de incubación que lleva, cuando un partido ha sido malo en su contexto particular, lo hemos calificado como tal, y cuando ha sido bueno, como este fin de semana, ha tocado aplaudirlo. Quienes aquí escribimos creemos tener un solo carácter que nos facilita esa tarea: saber disfrutar igual de un Brasil-Italia por el Mundial, un Boca-Sao Paulo por la Libertadores, un Alianza-Universitario por el torneo local, un Atlético Minero-Hijos de Acosvinchos por la Segunda o un Franciscano San Román-Diablos Rojos por la Copa Perú.

Y por que existe gente que sí sabe vivir el fútbol, es que este no muere cuando te humillan 5-1. Porque al clásico se temió que nadie fuera, pero el Comando y la Trinchera llegaron a Matute y pusieron colorido a la tarde. Ante ese marco, los equipos se esforzaron y regalaron un partido que como mejor prueba de que agradó a todos dejó el hecho de que el público saliera satisfecho del estadio pese a que el resultado perjudicó a íntimos y a merengues. Probó también la tarde que cuando la Policía Nacional tiene ganas de trabajar bien, no es necesario llevarse clásicos a Chimbote para provocar la ocurrencia de muertes absurdas. Pese a los desatinos de su dirigencia, la Banda del Basurero llegó al Monumental para el partido contra San Martín (Foto: echamuni.net)El día que se entienda que en las barras coexiste todo tipo de gente y que los violentos son un grupo específico de caras conocidas que siempre van con ganas de armar desmanes y hasta cambian de camiseta entre tribunas para delinquir, se habrá dado un gran paso. Pero vejar por eso a los hinchas que caminan decenas de cuadras para ahorrarse el pasaje y llegar al estadio a depositar su dinero en las boleterías es, también y relativamente, un absurdo. Y que mil de esos hinchas se queden fuera de Sur con entrada en mano, un cachetazo a la demanda de un negocio que ya es reducida de por sí.

A los miembros de la Banda del Basurero, por ejemplo, les avisaron con menos de 24 horas de anticipación que su equipo no jugaría el domingo sino el sábado. Sin duda, ello no sorprende de la incapaz directiva de Silvestri Somontes, que anunció un partido (contra Boys) en un estadio que estaba alquilado para otro evento, se enteró de ello el mismo día y luego lo reprogramó en plena Eliminatoria y en horario nocturno, para pagar el costo del alumbrado con el dinero que sus arcas
no tienen. Pero a la Banda eso no le importó porque ella sigue a su equipo aun con el estadio cerrado, y llegó al Monumental para espectar los mejores 45 minutos de fútbol en lo que va del Clausura en un infartante 2-2 contra la San Martín.

Boys y Áncash en horario matinal impropio para el Callao, pero igualmente con banderas de ambos clubes en las tribunas (Foto: juventudrosada.blogspot.com)O qué decir de los hinchas de la Juventud Rosada, de un pueblo fiestero si los hay como el Callao, para quienes despertarse a las 11 de la mañana un domingo cuando su equipo lleva una rueda sin ganar tiene sabor a cebiche mañanero malo. Pero en el Grau estuvieron las banderas, y hasta también las de los hinchas del Áncash, maltratados por su presidente-congresista con la amenaza frecuente de llevarse al equipo fuera deHuaraz cuando sus tasas de asistencia al estadio son de las mejores de las últimas tres temporadas. Montaño y Carrillo se encargaron de poner la cuota de distinción y emoción que justificó el adelanto en el despertador.

Por eso, en medio de tanto maltrato, vaya desde acá el reconocimiento al hincha verdadero, que es el que con su dinero y aliento mantiene encendida esta fiesta en partidos como los de este fin de semana, y no necesita ponerse camisetas brasileñas o portar al estadio camaritas como las de Burga -que al fin y al cabo termina siendo un presidente de Federación digno de los turistas del fútbol- para disfrutar del juego más hermoso del mundo. A esa gente, a la que un 5-1 en contra, más que facilitarle el discurso viperino, le lacera el alma, el fútbol peruano le debe la vida.

17.11.07

Los verás volver

Desde que el sistema eliminatorio ha obligado a Brasil a recalar en Lima cada cierto número de años, la ciudad espera el partido como si se tratara del concierto de moda. Para el hincha peruano, no existen muchas diferencias prácticas entre ir a ver al ‘Scratch’ al Monumental y a Soda Stereo al Nacional, y ello también guarda relación con el destino de la selección.

Composición fotográfica: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com

Para partir de una referencia numérica futbolera, lístense 11 canciones del -subjetividad pura del autor- mejor grupo de la historia del rock en castellano con el fin de ilustrar por qué Lima es una muy mala plaza para que una selección juegue como local un partido eliminatorio ante Brasil.

1. En la ciudad de la furia. Si usted se siente geográficamente ubicado así, es seguro que no está leyendo estas líneas en la capital peruana. La furia es una noción alejada de una tribuna que va al aeropuerto a recibir con loas al rival del fin de semana. Nadie pretende que el hincha peruano sea el uruguayo que no deja dormir a los australianos haciendo bulla toda la noche fuera del hotel donde se alojan; pero una cosa es el juego limpio y otra el juego tonto. En sus caras veo el temor, piensa para sí Ronaldinho cuando ríe.

Ronaldinho arribando al Jorge Chávez en medio de las estupefactas miradas del público peruano (Foto: EFE)2. Lo que sangra (la cúpula). Cerati, Bosio y Alberti son la cúpula del micrófono, ‘Dinho’, Kaká y Robinho lo son de esta versión del ‘Scratch’. Como Didí lo fue en 1957, Rivaldo en 2000 o Ronaldo en 2003. De todos ellos, solo el ‘Gordinho’ se fue hostilizado de Lima en la pasada Eliminatoria, de un Monumental que urdió todo tipo de formas córneas con las manos sobre la cabeza para recordar los problemas conyugales del astro. Pero como con Claudio Caniggia en las Eliminatorias del ’96, el hostigamiento tenía raíz farandulera, chismográfica, de revista de peluquería; de quienes creen conocer ese lugar donde revientan las estrellas y no de gente de fútbol.

3. Persiana americana. A Brasil, el Perú lo percibe fuera de foco. Inalcanzable. Irreversible. Casi intocable. Y es preferible dejarlo allí porque la pleitesía que se rinde a la camiseta verdeamarelha en el medio bien haría que muchos turistas del Monumental quisieran proseguir con lo que viene en el estribillo. Esta es la semana en que los amigos te llaman al celular para preguntarte si vas a ir a entrevistar a algún brasileño a su concentración para ver si es posible acompañarte. Quizá alguno de ellos aspire a tomarse una foto con Cafú -bien tranquilo en su casa de Roma, ya retirado del ‘Scratch’-, como las señoras que este sábado por la mañana mostraba la televisión en el lobby del Swissotel.

Por alguna razón, el ambiente que recibe siempre a Brasil en Lima es festivo, y no hostil como contra otras selecciones (Recorte: Don Balón Internacional Edición Perú, Nº 8 p. 1)4. Sobredosis de TV. Es posible entender que varios de los compañeros de trabajo en esta página pertenezcan a una generación que empezó a ver fútbol con un reloj con el tiempo de juego en la pantalla, y por tanto no estén acostumbrados a portar cronómetro al estadio. Pero es insoportable que en el Monumental, como ocurrió en 2003, haya quienes pregunten por qué se dan cuatro minutos de descuento si el balón estuvo fuera del campo más de 15’. O que se molesten porque el tablero electrónico no muestre la repetición de las jugadas. Apágalo, enciéndelo. No se cree poder resistir un aire demasiado tenso, aunque habrá que sufrirlo este domingo.

5. Signos. Caras pintadas de blanco y rojo. Merchandising ofrecido por doquier. Polos “Te amo Perú” inmortalizados por el ‘Chorri’. Parafernalia de todos los tipos y precios para vivir el gran partido del domingo. Pero como en muchos estamentos de esta descoordinada sociedad, no hay un modo. No hay un punto exacto. Para estos eventos el hincha peruano da todo y siempre se guarda algo: la garganta.

La masiva presencia femenina en las tribunas es una nota característica de los Perú-Brasil en Lima (Recorte: El Gráfico Perú, Nº69 p. 19)6. Mi novia tiene bíceps. Típico domingo con inusual presencia femenina en la tribuna. Y aunque no haya mejor noticia visual para quien acude domingo a domingo a toparse con los mismos vendedores de cigarrillos y canchita, algo falla en el modelo cuando las hinchas solo calientan el asiento y no el ambiente. La selección requiere que se crean superniñas, de esas con las que hay que tener mucho ojo con lo que se les dice. Para este tipo de partidos, el paradigma femenino en la tribuna por seguir en la tribuna debería ser el de las tías Pocha o Kika de la barra del Boys. O el de las robustas señoras de la barra del Hijos de Acosvinchos, que no escatiman legumbres verbales o referencias a la ascendencia familiar. Cuerazos.

7. Te hacen falta vitaminas. Por alguna razón, las fotos que evocan los choques con Brasil en Eliminatorias pasadas guardan un patrón uniforme. Es ‘Vides’ Mosquera escabulléndose ante el corpulento Djalma Santos. Jayo y Zúñiga haciendo fuerza para contener a un aplanador Rivaldo. Ciurlizza exigiendo a sus piernas cortas para frenar a Kaká. Biotipo, le dicen en el mundo del fútbol civilizado. Dando vueltas por la cancha (a veces sin sentido), esperando algún milagro sin que pase nada, Perú es, desde la alineación misma, de una forma frente a Brasil: chiquito.

8. Imágenes retro. Casi como para renegar de lo anterior, si algo muy recordable ostenta Perú frente a Brasil es una jugada: Guillermo Salas, pigmeo como él solo, lanzando un centro para el testarazo de Solano (Fuente: You Tube - América Televisión / Usuario: XPeedy).

Si hubiera existido Internet en 1953, téngase por seguro que el remate desde 35 metros de Luis Navarrete sería mucho más famoso. Pero para la tribuna que mañana pueble el Monumental, lo más seguro es que Navarrete sea un álbum y Salas el chiquitín que nadie entiende qué hará marcando a Robinho. Quiérase que este domingo, más que un museo de cera, su actuación signifique un simulacro demasiado real de hace cuatro años.

9. Primavera cero. Un primer perfil del hincha peruano de cara al partido es el de quienes alquilan el empate sin goles con anticipación. “Es un buen resultado”, frase baúl. Ciertamente, sería poco juicioso afirmar lo contrario en la coyuntura actual del fútbol peruano; pero la falta de ambición en condición de local es imperdonable. Recuerdos del futuro juntos, goles suenan a la distancia: solo cabe apuntar, desde la estadística objetiva, que desde que Brasil participa en Eliminatorias todos contra todos (los últimos dos procesos), ya ha perdido en Asunción, Santiago, Quito, Montevideo, Buenos Aires y La Paz. Como para pegarse un viaje por Lima, la horrible.

10. Trátame suavemente. Un segundo perfil de hincha lo conforman quienes casi en actitud de súplica aguardan que mañana no haya que caminar de regreso desde el Monumental en medio de lamentos de una goleada catastrófica. Nueva estadística: en las dos últimas Eliminatorias, Brasil solo goleó de visita a Venezuela (0-6 en 2000 y 2-5 en 2004, ambas en Maracaibo). Como fuere, muchos prefieren comprar su boleto con la cabeza gacha, casi asumiendo que el ‘Scratch’ se comporta de acuerdo con lo que le dicta cada momento, en una inconstancia que no es algo heroico sino más bien algo enfermo (del jogo bonito).

Por eso, el hincha está dispuesto a recordar con el paso de los años simples jugadas improductivas de mediocampo como el sombrerito que Jorge Soto le hizo a Roberto Carlos en 2000 (Fuente: You Tube - Panamericana Televisión / Usuario: maestri09), aunque cinco años antes el ‘Camello’ hubiera correteado 40 metros al lateral brasileño sin poder quitarle el balón en la Copa América de Uruguay -jugada que, por cierto, terminó en gol de Edmundo-.

11. Cuando pase el temblor. La caminata de salida del Monumental siempre es larga y pesada. Tortuosa, máxime cuando se acompaña de una grieta en el corazón y rodeado de un planeta de desilusión. Pero luego de jugar con Brasil, reina una sensación de quietud única. Pasmosa. Acaso porque el perfil de hincha que camina por las calles de Ate obedece a alguno de los descritos en los dos puntos anteriores. Acaso porque muchos de ellos pisaron esa tarde por primera vez un estadio. A lo mejor, porque no son gente de fútbol. ¿La 'Torcida' de local en Lima? El 2000, los brasileños parecieron gritar más que Perú en el Nacional (Recorte: El Gráfico Perú Nº 69, p. 10) En una economía que se rige por las leyes del libre mercado, es perfectamente válido que cualquiera que pueda pagar entre S/.25 y S/.200 (en 2000 y 2003 oscilaron entre S/.30 y S/.250) compre su boleto, vaya al estadio y consuma el producto fútbol como mejor le venga en gana. Así como el 8 de diciembre, al Nacional muchos irán a ver a Soda sin saber más que algún corito, literalmente, de música ligera. Esta sociedad es, por antonomasia, posera.

Con ello y todo, este artículo no pretende renegar de la teoría de los derechos del consumidor. Hace algunas semanas, cuando la reelección de Manuel Burga, un periodista político dijo en televisión que el barullo armado alrededor del tema obedecía a que el fútbol era “la cosa más importante de las cosas que no importan”. Pues bien, esta página web está hecha por personas para quienes el fútbol es la cosa más importante de las cosas que sí importan. Por ello, estas líneas quieren concluir a pocas horas del Perú-Brasil con un único mensaje: a quienes respiramos fútbol, los turistas eliminatorios del Monumental nos caen, por decir lo menos, pésimo.

30.10.07

Ese 'Chorri' al que se quiere tanto

Roberto Carlos Palacios Mestas (Lima, 28 de diciembre de 1972) escribió el último fin de semana una nueva página de éxito en una foja de servicios llena de emociones que no son solo de color celeste. El ídolo dijo presente otra vez, y con eso recordó la obligación que tiene el entorno del fútbol de respetar los escasos símbolos de los cuales dispone.

Fotos: terra.com.pe, libro 'Club Sporting Cristal: 50 años de historia celeste'

Hace menos de un mes, en la explanada del estadio San Martín de Porres, Roberto Palacios era uno de los últimos jugadores en salir del camarín de Sporting Cristal luego de la victoria 2-0 sobre Sport Áncash. Un poco por la avanzada hora y otro tanto porque los protagonistas de la tarde habían sido otros, al ‘Chorri’, como nunca, no lo acosaba ningún micrófono o cámara.

DeChalaca.com interceptó en ese momento a Palacios y sin mayores preámbulos lo acometió con una pregunta directa: -Hola ‘Chorri’, una duda, ¿desde cuándo no metes un gol de cabeza? El volante recibió la excéntrica interrogante con la sorpresa propia de la estrella acostumbrada al clásico “¿cómo te sientes luego de la victoria?” reporteril. Luego de que los redactores de esta página se apresuraran en aclarar que la consulta obedecía a que durante el partido ante los ancashinos se lo había visto cabecear inusualmente hasta tres veces con peligro sobre el arco de Harold Quiroz, el ‘Chorri’ respondió: -“Jugando acá no recuerdo casi ninguno. Pero los últimos fueron en Ecuador, en un partido contra el Olmedo”.

Setiembre de 2001: Como en 1994, Unión Minas otra vez presente en el destino del 'Chorri', cuando le marcó su primer tanto en su primer regreso a Cristal luego de cinco años de ausencia (Recorte: El Bocón, 01/10/01 p. 14)   Así quedó registrado en el artículo correspondiente, aunque 13 años no pasan en vano para cualquier memoria, sea de futbolista o periodista: evocado el dato, más de un acérrimo hincha celeste habrá recordado esa tarde frente a Unión Minas en octubre de 1994 cuando un testarazo de Palacios sombreó a Dionisio Gil y les dio a los rimenses un empate que les valió el primero de los tres títulos nacionales del mejor ciclo de su historia. Valga la magia del video para salvar el olvido; pero, por fortuna para el fútbol, aún no ha llegado el tiempo de que
el ‘Chorri’ haga vivir a la afición solo de recuerdos.

Por eso, cuando el último sábado Palacios definió de cabeza un clásico que la ‘U’ bien pudo inclinar hacia su lado, las sonrisas no solo despertaron del lado rimense. A ese chorrillano que se sacó una vez más en su carrera la camiseta, la blandió por los aires y se ganó por eso una amarilla en el Perú lo quieren casi todos, así el polo que ese día vestía debajo ya no fuera rojo en honor del país ni dijera que amaba a este. Era la vuelta al ruedo de un símbolo, el nuevo renacer de uno de esos jugadores sobre los que algún día uno hablará a los nietos con tono a leyenda para contarles que uno estuvo en el estadio el día que el ‘Chorri’ hizo un gol que podría, quién sabe, comenzar a salvar la peor campaña de la historia de su querido Sporting Cristal.

Julio de 2004: El 'Chorri' en su faceta salvadora de partidos y portadas luego de su golazo a Bolivia en la Copa América (Recorte: El Gráfico Perú, Nº 237 p. 1) Palacios es, por antonomasia, el ídolo hecho a la medida del hincha peruano. Esmirriado, calladito, de bigote incipiente aun bien pasados los 30, humilde como el personaje que lo caracteriza en el Especial del Humor cada sábado por la noche. Es el ‘Chorri’, “mano”, el jugador al que el ciudadano de a pie siempre querrá que le concedan una oportunidad y que, en solo cuatro días, ha pasado de ser condenado al asilo en cada artículo que se escribía sobre la oscura campaña celeste a ocupar populistas titulares que lo ponen con un pie en el once que enfrentará a Brasil el próximo 17 de noviembre.

Opiniones al respecto hay muchas y para intercambiar pizarras con 'Chemo’ del Solar existen otros espacios. Por acá, solo merece al respecto apuntar que hace poco más de tres años, a finales de marzo de 2004, cuando Perú cayó 0-2 en Lima frente a Colombia por las anteriores Eliminatorias, la amarga salida del estadio Nacional podía acompañarse como fondo por la voz de un locutor radial que con tono de máxima categórica decía: “Ha llegado el momento, señor Roberto Palacios, de decirle muchas gracias por los servicios prestados y a su casa se ha dicho”. Quien suscribe recuerda haber mirado con rabia a aquel gordito barbón faltoso y solo haber tenido su despreciable imagen en la mente una vez más hasta el último sábado:
cuando solo tres meses después de ese partido con Colombia, el ‘Chorri’ sombreó a dos bolivianos en el arco Sur del mismo Nacional y bailó marinera con 45 mil almas en la apertura de la Copa América
de 2004.

Ese gol explica por sí sola una de las tres inonimias que el apellido Palacios implica para una generación de hinchas peruanos: el juego elegante que dizque el fútbol de este país ha acuñado a lo largo de la historia. Las otras dos bien pueden ser explicadas por los sendos tantos que acompañan al anterior en el video que complementa estas líneas (Fuente: You Tube / Usuario: teamblancoyrojo): el inevitable carácter mesiánico de cualquier héroe enfundado en colores blanco y rojo, como cuando le convirtió a Venezuela para definir un partido agónico en 2000, y la audacia vestida de amor patrio que un pequeño sacó de la galera para clavarle una estaca al gigante Chilavert en su vértice superior izquierdo al inicio de esa misma Eliminatoria.

Aquel ‘Chorri’ de las imágenes ya no era el mismo de los largos remates desde fuera del área de los noventa. Como ahora, cuando emplea la cabeza para gritar gol, tampoco es el jugador de hace un lustro. Es, sin embargo, el tipo de ícono que el fútbol de este país necesita para volverse un producto creíble para sus consumidores. Si hace un año al Clausura le daban vida el espíritu guerrero de Jorge Amado Nunes y sus victorias sobre el rival de siempre, a este campeonato en el que hasta el descenso parece una norma sin piso nada le viene mejor que la resurrección del juego de uno de sus jugadores de mayor nombradía para regalarle interés y expectativa en las tribunas.

Una vez más, Palacios devuelto al ruedo de las grabadoras y micrófonos post partido (Foto: Martín Velásquez / DeChalaca.com)Por todo eso, la lectura es contundente: al ídolo hay que cuidarlo y respetarlo cual reliquia arqueológica. Se puede opinar que no es adecuado que lo convoquen a la selección o sea titular en su club, pero jamás retirarlo o enviarlo a sus cuarteles de invierno. Aunque quizá sea prematuro afirmarlo, es posible que Palacios en poco tiempo pase a ser una especie de “nuevo Cueto” que llenará estadios en partidos de exhibición a la sola mención de su apellido pese a haber compartido generación con jugadores que llegaron a ligas internacionales más renombradas. Cuando siga siendo el personaje que siempre concederá una entrevista de buena gana e incluso, como ocurrió el sábado, rompa él mismo el protocolo del departamento de prensa de su club para buscar a los medios y compartir su alegría -al borde de las lágrimas- con las cámaras y micrófonos que hace menos de un mes no lo perseguían.

¿Cómo no valorar a ese tipo único que no es el Drogba ni el Romario de los pobres sino el ‘Chorri’ de la gente, ese al que nunca le importa ganarse una tarjeta amarilla por sacarse el polo y compartir su emoción con el público?

5.10.07

Por qué el Perú merecería una desafiliación

En horas en que el ambiente del fútbol peruano está dominado por una noticia generada fuera de las canchas que nadie quiere leer, bien vale la pena reflexionar acerca de la principal causal de que Manuel Burga termine entronizado en el sillón de la FPF: la incapacidad colectiva de todos quienes estamos inmersos en este entorno para influir positivamente sobre él.

Foto: RPP

A Manuel Burga no queda otra que felicitarlo por haber logrado lo que casi nadie consigue en este país de las maravillas: aunar voces en torno de un único objetivo.

Resulta irónico, además, que en una actividad como el fútbol, que por esencia es polémica, un personaje pueda conglomerar tanto consenso: a él, hoy nadie en la calle lo quiere.

Ninguno de quienes hacen DeChalaca.com supera los 30 años de edad. Todos crecimos, futbolísticamentehablando, en medio de fuertes discusiones sobre la capacidad de tal o cual dirigente del balompié local. Burga logró lo imposible en el fútbol: que todos estén de acuerdo -en su contra- (Foto: RPP)Hace una década, por ejemplo, un hincha o un periodista deportivo podía ser o bien delfinista o bien gonzalista; algunos de quienes aquí escribimos pasábamos horas al día polemizando sobre cuál de los dos modelos dirigenciales debía sacar al fútbol peruano del supuesto hoyo en que se encontraba. Hoy, cuando ese abismo es más profundo aún, ya ni siquiera hay un punto de partida para discutir: solo queda espacio para renegar del descrédito.

Burga puede caerle antipático al Perú entero por lo que fuere, desde la escasez de resultados deportivos positivos en su gestión hasta el aspecto de su barba. En esta página, incluso, no hay acuerdo de opiniones acerca de sus principales defectos como gestor o su propia probidad. Ante la subjetividad, siempre es preferible centrarse en cuestionar lo objetivo: alguien que amnistía a un ente (en este caso un club) sancionado de acuerdo con las reglas que él mismo propuso, no convoca a elecciones en la fecha que corresponde y desacata las normativas de un órgano superior se convierte, sin exageraciones, en un dictador.

Durante los últimos días, se ha metaforizado al ambiente vivido en la Videna con el que el país vivió en torno de la reelección de Alberto Fujimori en el año 2000. Amén de las aún más subjetivas opiniones políticas, hay un hecho insoslayable: el entonces presidente basó su triunfo en aquella época en una poderosa maquinaria mediática que le era fiel. Hoy, Burga tiene a todos los medios -tradicionales o modernos, caros o baratos, serios o chichas- en su contra. Incluso quienes utilizan los términos más diplomáticos para referirse a su gestión no son capaces de endilgarle elogio alguno. Vaya si quisiera Fujimori haber tenido tal capacidad de imponer sus propósitos sin respaldo periodístico. ¿Cómo puede haberlo conseguido un dirigente de fútbol?

¿A quienes les reclaman a los presidentes departamentales les interesan las precarias condiciones en que se juega la Copa Perú en el interior del país? (Foto: chalaysanto.com)La respuesta es simple. En este fútbol peruano sobre el que todos hablamos, nadie existe formalmente. No existen los clubes llamados grandes, porque pese a haber logrado consensuar los tres su negativa al continuismo, su capacidad de influir sobre sus pares es nula ya que la elección entre los votantes provenientes del fútbol profesional quedó igualada en seis votos por lado. Tampoco existen, como tales, los demás clubes, ya que -como muchas agrupaciones políticas- no canalizan las demandas de los grupos de interés a los que upuestamente representan (sus hinchadas, para no hablar de socios aún más fantasmas) sino los de cuasipatrones gamonales. Mucho menos existe el poder de la prensa: es muy fácil hoy llenar páginas endilgando a la mayoría de los impresentables presidentes de las federaciones departamentales la responsabilidad de haber sostenido a Burga con su voto cuando ello no es más que el reflejo de lo desatendido que está el teje y maneje de cada una de las ligas locales. ¿Quién habla de cómo se clasifican los equipos en la Copa Perú? ¿Alguien, aparte de Radio Callao, cubre partidos de otras divisiones?

Y es que en el Perú, el fútbol se quiere construir al revés, como una pirámide que se arma desde la punta en vez de desarollarse por la base. Lo único que acaso no es responsabilidad directa de Burga, clasificar a un Mundial, es el cuestionamiento preferido de sus detractores. Casi nadie le recuerda que durante su mandato, el fútbol peruano pasó por la vergüenza mundial de ver inconcluso un campeonato (temporada 2003) o que actualmente juega otro en el que todos los días se especula si habrá o no descenso de categoría, a manera de herramienta de control político. Pero no: “eso no le importa a la gente”. Total, el hincha se pintará igual la cara para ir al estadio contra Paraguay, y lo importante será ganar ese día para seguir vendiendo. Federico Cúneo deberá decidir si su aventura hacia la FPF fue algo temporal o afianzará su posición opositora (Foto: Andina) El concepto de largo plazo se remite el partido del domingo próximo, o la clasificación a la Copa Libertadores del verano siguiente que permite recibir cheques de Toyota para sostener presupuestos. Así funciona la industria del fútbol en el país, peleando por migajas de lo que podría ser una gran torta.

Por todo ello, ni siquiera el hecho de ver a gente seria y de reconocida trayectoria empresarial como Rafael Rizo-Patrón o, ahora, Federico Cúneo, envuelta en el ambiente del fútbol, permite del todo creer que algo va a cambiar. El caso del último, por ejemplo, resulta llamativo debido a que con todas sus intenciones positivas encima, su candidatura no dejaba de ser un reflejo de la tradición de oposiciones improvisadas que caracterizan cualquier contienda democrática en el país: todos juntos y revueltos contra el demonio de la película. Si Burga es Fujimori, Cúneo vendría a ser una especie de Alejandro Toledo sin mascaypacha roja que, de perseverar, tendrá la primera oportunidad de acceder al cargo el día que, por las buenas o por las malas, esta administración caiga -ninguna dictadura es eterna-. Ojalá que esa hora lo encuentre mejor rodeado.

Gino Pinasco pidió disculpas por sus exabruptos del fin de semana pasado, pero sembró preocupación sobre la tendencia que seguirá su gestión en Universitario (Foto: Martín Velásquez / DeChalaca.com)Por ahora, el panorama es sombrío, y tan tenso que hasta la gente más ecuánime pierde los estribos. Ni el más acérrimo crítico de Juan Carlos Oblitas, por ejemplo, podría dejar de reconocer que el ‘Ciego’ es tan educado en el plano público como verbiflorido es en privado. Pero entre el mal juego de Cristal y las inocultables presiones sobre los árbitros que siempre existen y se hacen palpables en estos tramos finales de temporadas, perdió el control el último domingo ante Total Clean y
se terminó yendo expulsado
. O Gino Pinasco y sus gestos de barrabrava a la Trinchera Norte en el reciente Universitario-Cienciano, de los cuales felizmente se excusó pero habiendo dejado flotando la preocupación de haber resucitado en Ate actitudes matonescas que, supuestamente, su gestión debía desterrar. Evidentemente, la comentada corta edad de quienes hacemos esta página nos impide -de más está decirlo- sugerirle a gente grande y madura cómo debe comportarse; la observación solo cabe porque hoy el fútbol necesita creer en alguien, y Oblitas o Pinasco pertenecen al reducido grupo de gente que algo de confianza habría de transmitirle al sistema.

A estas horas, hay quienes se desgañitan temiendo la posibilidad de una desafiliación por parte de la FIFA. Y la verdad es que a nadie que opera en torno de este deporte le conviene ser un paria internacional. Aunque también es cierto que, por todo lo anterior, el Perú se lo tendría más que merecido. Un esfuerzo como esta página, que viene naciendo con la ilusión de revalorar la historia y tradiciones de nuestro balompié, por ejemplo, tendría mucho menos temas que tocar si la selección dejara de competir. Pero quizá un zamaqueo de esa envergadura sea la única forma -más que de remover a alguien de determinado cargo- de entender hacia dónde está llevando el sistema la maldita obsesión por clasificar a un Mundial como si eso, por arte de magia, fuera a sembrar pasto en la cancha de tierra que está a la vuelta de la esquina.

11.9.07

Tarjeta a la ambivalencia

La expulsión de la gran estrella española del Mundial Sub-17, Bojan Krkic, en la semifinal del certamen entre su selección y Ghana, ha traído a colación un debate eterno en el mundo del fútbol: la preservación del talento versus el cumplimiento de la norma. En la historia, varias grandes ausencias en finales explican por qué tal polémica carece de sentido.

Foto: FIFA.com

A continuación, una defensa cerrada del reglamentarismo a pesar de compartir con muchos de sus críticos la firme creencia de que si el fútbol cuenta con un activo fijo que garantiza su subsistencia, ese es el talento individual.

Las lágrimas de Bojan Krkic Pérez (Linylola, 28 de agosto de 1990) tras ser expulsado por el árbitro brasileño Salvio Fagundes en la reciente semifinal jugada entre España y Ghana por el Mundial Sub-17 han despertado las solidaridades más diversas en el universo futbolero. ¿Y a los niños qué ídolo les enseña cuál es el sentido de la ley? (Foto: marca.com)Amén de las lógicas reacciones de las fanáticas enamoradas del niño de moda del balompié mundial, no han escaseado las peroratas sabihondas de comentaristas en todo el mundo que se rasgan las vestiduras en nombre del futbolista virtuoso y en condena del supuesto daño que se hace a una competición privándola de su mejor jugador. Incluso en este Perú generoso en el que sobran quienes opinan acerca de todo, no han faltado reniegos frente a cámaras exclamando que un juez como Fagundes ha demostrado con su decisión “no haber sabido nunca lo que es patear una pelota de fútbol”.

Sin lugar a dudas, las voces locales que se alzan en ese sentido gritarían en dirección contraria si, por azares de la ronda previa, el rival de semifinales de España no hubiera sido Ghana sino Perú. Es más que seguro que Krkic habría dejado el traje de Oliver Aton para convertirse en el Steve Hyuga favorecido por el peso de su camiseta que amenazaba a Reimond y su pandilla. La cabeza de Zidane, tan inteligente para jugar al fútbol, echó a perder el final de un cuento de hadas (Foto: postimees.ee)Así que, para no perder más tiempo en charlas con la pared, es preferible repasar qué lecciones dejan circunstancias similares en la historia del fútbol mundial -mientras otros siguen investigando las edades de los Sub-17 ghaneses por si están aptos para pasar una prueba en Cantolao-.

Para tarjetas rojas que destruyen sueños, cuál ejemplo podría resultar mejor que la expulsión de Zinedine Zidane en la final de la última Copa del Mundo. Qué amante auténtico del fútbol, luego de aquel recital de ‘Zizou’ frente a los brasileños, no soñaba con una despedida por la puerta grande del francés, más todavía luego de su penal ejecutado “a lo Panenka” en los primeros minutos del cotejo ante Italia. Pero Horacio Elizondo, con su facha de Gargamel, complicaría la vida a los suspiritos bleus y se las arreglaría indirectamente a los azzurros. ¿Alguien podría decir que hizo mal su trabajo? Impulso justificado, reacción imperdonable: la pelada de Zidane fue donde no debió y al rato se retiró mirando la Copa de reojo. Cualquier habitante del mundo decente del fútbol detesta con razón a Matterazzi; a Elizondo, en cambio, solo cabe aplaudirlo a rabiar por haber cumplido con su -incómoda, pero honesta- labor.

Otros casos han sido más parecidos al de Krkic. Dos de ellos, también recientes, tuvieron como protagonista al mismo hombre de negro: el austriaco Urs Meier. Urs Meier en amarillo versión 1: a Michael Ballack en Corea-Japón 2002 (Foto: BBC Sports) Quizá no muchos hayan caído en la cuenta de que fue él mismo quien, con sendas tarjetas amarillas en semifinales, impidió a Michael Ballack disputar la final del Mundial 2002 y a Pavel Nedved participar de la final de la Champions League 2002-2003 con la selección alemana y la Juventus, respectivamente. Como Bojan, tanto el germano como el checo habían sido los héroes en los partidos que clasificaron a sus equipos a las finales respectivas: Ballack anotándole a Corea del Sur y Nedved encabezando una épica remontada ante el Real Madrid. Urs Meier en amarillo versión 2: a Pavel Nedved en la Champions League 2002-2003 (Foto: soccernetwork.com) Pero cometieron infracciones. Meier hizo su tarea. Los jugadores fueron sancionados. Sus equipos sintieron sus ausencias. Como la Francia de Zidane o la España Krkic, terminaron como subcampeones.

No hay que ser abogado ni entender demasiado de leyes para percatarse de que la sanción asignada cumplió su cometido. Y es que ese es el espíritu de la norma: ejercer un acicate sobre el infractor para estimularlo a que no vuelva a cometer su falta. En mundiales hay más ejemplos como los anteriores, en los que el talento de los sancionados tampoco hizo vela en el entierro. Claudio Caniggia se perdió la final de Italia 1990 al recibir una amarilla de parte del francés Michel Vautrot en la semifinal contra el anfitrión; Alessandro Costacurta sufrió lo mismo en EE.UU. 1994 cuando otro francés, Joel Quiniou, lo amonestó en la semifinal ante Bulgaria y lo hizo perderse la final contra Brasil. Ambos también vieron, desde la tribuna, a los rivales llevarse la Copa. Una excepción fue el capitán francés en el Mundial de 1998, Laurent Blanc, quien, expulsado por el juez español García Aranda en la semifinal contra Italia, sí vio alzar la sus compañeros en Saint-Denis ante Brasil -con Ronaldo en las condiciones en que se presentó aquella tarde, a los galos les bastó y sobró el empeño del pelado Leboeuf en la zaga-.

Por supuesto, en este apurado recuento es imposible omitir la mayor “perla” que el fútbol local registra respecto de fallos arbitrales en contra de grandes ídolos. César Cueto vuelve al campo para el segundo tiempo de un partido de exhibición entre peruanos y extranjeros pese a haber sido previamente expulsado por el juez Tejada, 9 de febrero de 1998 (Foto: El Comercio)Los protagonistas: César Cueto y Alberto Tejada, en el verano de 1998. Jugaban un amistoso un combinado de extranjeros que militaban en el campeonato local versus otro de futbolistas nacionales reforzado, como invariable imán de taquilla, por el ‘Poeta’. Entre chiches y toques, aquella tarde Cueto ya había visto una amarilla antes de cometer una falta fuerte a poco del final del primer tiempo, y al médico-réferi (hoy alcalde de San Borja) no le quedó otra que expulsarlo por doble amonestación. El público presente en el Nacional se le vino encima a Tejada, y fue tal la presión -medios incluidos- que para el segundo tiempo, se resolvió que el ‘Poeta’ volviera al campo de juego. El juez acató la decisión, pero habiéndose primero marchado él a vestuarios y dejado su lugar al cuarto árbitro. Alguien que había dirigido ya en un Mundial y aspiraba a hacerlo en otro no podía avalar tal despropósito reglamentario con su presencia, declararía luego con razón Tejada. Garrincha en acción ante Chile en la semifinal del Mundial 1962, cuando le hizo el mejor de sus quiebres al reglamento (Foto: FIFA.com)La sinrazón dirá que esa tarde el público se fue feliz a su casa al ver una vez más a su ídolo en el campo. Algún atrevido preguntará qué lección les quedó a los niños que vieron aquel partido por televisión. Quizá algún profesor que durante el último año debió mediar para evitar los cabezazos en los pechos de los rivales tenga una buena respuesta.

Quien suscribe, por si a alguien le interesa, tiene un único póster de un futbolista en el cuarto y ese es una imagen de Cueto. Como fuere, la historia conserva un consuelo para los empedernidos perdonavidas de ídolos: en el Mundial 1962, la gran figura de la competición, Manoel dos Santos ‘Garrincha’, anotó dos goles en el triunfo 4-2 en semifinales de Brasil sobre el anfitrión Chile. Sin embargo, a los 83’, con el partido definido, el réferi peruano Arturo Yamasaki lo expulsó tras una confusa acción por una agresión al meta mapochino Rojas. Por alguna casualidad de la vida que en el mismo Brasil despierta múltiples versiones, el informe arbitral del encuentro no llegó a tiempo a la FIFA para la final (cabe recordar que por entonces aún no había tarjetas en el fútbol y las uspensiones no eran automáticas), por lo que el gran Garrincha pudo jugarla y contribuir a que la verdeamarelha pudiera alzar la Jules Rimet tras vencer 3-1 a Checoslovaquia.

Yamasaki tiene una estatua de cera en un museo de México, país donde desarrolló el grueso de su carrera. A la industria del fútbol, irónicamente, nunca le resultará rentable vender pósters de Elizondo o Meier, o alguna estampita de Salvio Fagundes.