(Para una mejor comprensión de este artículo, leer previamente la nota “Alientan con el Quijote entre los dientes”, publicada en la edición de este miércoles 13 de enero en el diario Olé de
Buenos Aires).
Él no le regaló libros a ningún hincha asistente al Monumental. Más bien, quizá, le haya regalado a Simeone y compañía un libro acerca de cómo se construye un golazo. Maradoniana, adjetivizarían en el Río de la Plata a esa jugada que comenzó en el campo albo y terminó en el arco de Carrizo tras un leve toque de puntita. En el camino, cuales molinos de viento quijotescamente derribados, quedaron tres zagueros -de la ‘Banda’- en banda.
La ‘Muela’ no necesitó referirse a ningún primogénito de meretriz para hacer notar su sonrisa de oreja a oreja en Ate. Más bien, como en el Toboso, tubo garbo y donosura para cortejar a la Dulcinea llamada balón y responder, con fútbol, que de nada valen millonarias cantidades de hinchas cuando en la cancha un equipo es claramente superior al otro. Y eso no se aprende ni en la universidad en los libros.