25.3.08

Para darse de cabezazos

El técnico de Bolognesi en el ojo de la tormenta por sus temperamentales -pero más que comprensibles- reacciones.

Captura: Fox Sports Americas

Juan Reynoso nunca le ha caído bien a mucha gente del entorno del fútbol peruano. Tipo frontal y poco sonriente para las cámaras, ha sabido ganarse anticuerpos, y con él también quienes, como quien escribe, han osado admirarlo como jugador y defenderlo de sus ocasionales críticos. Uno lo veía salir elegante con la pelota, pero para los demás era lento; se aplaudía su raciocinio por asegurar el futuro de su familia con un buen contrato, pero muchos lo tildaban de traidor; no cabía en la cabeza cómo Maturana podía dejarlo fuera de una selección, pero sobraban los que sostenían que era un factor disociador.

Las cavilaciones de Reynoso robaron hasta las pantallas internacionales (Captura: Fox Sports Americas)El ‘Cabezón’, pues, no es mediático. No tiene la sonrisa de Julinho, la gracia omnipresente de ‘Cuto’ Guadalupe o, por citar un caso más acorde con su posición actual, la paciencia oriental del ‘Chino’ Rivera para atender medio por medio todas las preguntas post-partido. Pero su trabajo, le duela a quien le duela, lo hace muy bien: es un técnico calificado, con estudios, de los que viste terno en todos los partidos (¿se acuerdan del brasileño Gil en Alianza cuando cambió el polo con cuello por el saco solo contra Real Madrid?). Y sobre todo, es coherente en su discurso de contribuir a la mejora del fútbol peruano.

En el cotejo de ida ante Cienciano por la Copa, Reynoso perdió la paciencia con algunos de esos críticos. Tildó de mediocre, dicen, al periodismo cusqueño en general, por alguna pregunta en tono de reclamo acerca de por qué había ido a jugar de modo defensivo al Garcilaso. Desatinadísima interrogante, por cierto, ya que cualquiera que ve algo de fútbol en el mundo sabe que de visita, en promedio, se busca el resultado. Pero en fin: nada justifica la generalización, ya que en Cusco, como en el resto del Perú, hay de inga y de mandinga. Bastaba estar el último domingo en la cancha del Monumental para escuchar cómo algún iluminado reportero de televisión no tuvo mejor idea que iniciar su cuestionario a los jugadores del Atlético Minero con un ¿Qué pasó, el apagón los hizo dejar de pensar, no? Célebre.

Esas cosas son parte de la biodiversidad del medio con la que un técnico como Reynoso, formado como tal en México entre conferencias de prensa, debe lidiar. Y en una semana en la que han sobrado columnas atacándolo por su carácter, es justo que los que nos decimos reynosistas -bah, si hay uribistas, cualquier término vale- podamos defenderlo de algún modo. Es claro que el medio no está compuesto enteramente de mediocres: las miradas de reproche al que lanzó la pregunta a los de Minero, por ejemplo, fueron generalizadas en los componentes de la rueda de micrófonos. Por ello, hacer calificativos extensivos es tan inconveniente como hacer tormentas mediáticas de vasos de agua. Sobre todo en un país donde, por ejemplo, un muy buen técnico como Paulo Autuori demostró no estar emocionalmente capacitado para lidiar con el oleaje de vaivenes mediáticos que un cargo como el de seleccionador nacional exige, lamentablemente, por estos lares .

A Reynoso, un tipo que, de modo honesto, quiere ayudar a que todo esto sea mejor, no le queda más que aceptar la realidad de donde se desenvuelve para comenzar a cumplir con su objetivo. A nosotros, en realidad porque nos viene en gana, nos corresponde seguirlo defendiendo de quienes no aceptan que el Perú es capaz de producir hombres de fútbol que piensan mejor de lo que se ríen.

23.3.08

Paralelo peligroso

Los gritos de gol de los anotadores de la tarde chimbotana invitan a reflexionar sobre dos carreras que -quiera el fútbol- no terminen pareciéndose: las de Johan Sotil y Reimond Manco.

Foto: Diario de Chimbote / Captura: CMD

Foto: Diario de ChimboteGesto inequívoco de Manco tras su pigricia -porque no fue más que eso- de gol ante Gálvez: manos a las orejas, al estilo Juan Román Riquelme, como diciéndoles a los que él cree gratuitos críticos suyos que le griten ahora. Era el mismo gesto que Johan Sotil solía hacer cada vez que marcaba por Universitario, y que repitió la vez que anotó en el clásico del Apertura del año pasado jugando para los blanquiazules. Gesto de bronca y disconformidad con el mundo.

Acá nadie, ni por asomo, va a hacer eco de la hediondez farandulera que rodea al fútbol. No se trata de prestar oídos a ese runrún putrefacto de ampayes y cámaras ocultas que convierte en noticia lo insulso y ha capturado hace algunos años buena parte de la televisión peruana para convertirla en la industria de la estupidez. Sí se trata, en cambio, de observar cómo la mayor promesa del fútbol peruano actual destila rabia como si sintiera que medio mundo está en contra de él, en visible señal de que hay gente en su entorno que le anda metiendo esa idea en la cabeza.

Manco y un gesto que podría indicar que piensa para sus adentros de modo equivocado (Captura: CMD)Manco viene jugando en discreto nivel desde que empezó el año, y hace algunas semanas adornó titulares con sus desafortunadas declaraciones acerca de su desgano por seguir jugando en Alianza Lima. En DeChalaca.com, en realidad, no nos interesa en qué invierta Manco en su tiempo libre ni los rumores al respecto; pero sí expresamos preocupación por un desvío notorio de la concentración de un jugador cuyo talento nos importa a todos los que realmente amamos el fútbol. Hasta finales del año pasado, la madurez en sus declaraciones y la figura sobria de su madre otorgaban al ambiente del fútbol un sano y extraño ejemplo de formación familiar sólida. ¿Dónde se quedó -o perdió- toda esa coherencia?

Por eso, más que las portadas y fotos que seguramente venderán un nuevo capítulo de su telenovela mañana, lo que realmente preocupa es que Manco se crea que con un gol horrendo -de chiripa o champa, dirían en el barrio- les tapa la boca a sus detractores. Como se lo creía Sotil cada vez que convertía, hasta quedarse en estatus de promesa eterna y terminar, ahora, mendigando por un puesto de titular en José Gálvez. Seguramente, el ‘Cholito’ también venderá ejemplares; y aunque por su bien y el del cuadro chimbotano queda esperar que siga por ese camino, la racionalidad de que carece este país de segundas oportunidades obliga, cuanto menos, a esperar ello con escepticismo.

15.3.08

Hagámonos los ciegos

Por la decisión de Oblitas, el partido del Cusco se desvirtuó y solo quedó como mancha estadística que el club rimense recibiera una goleada contundente por parte del 'Rojo'.

Foto: Diario del Cusco

Cabezas rapadas y caras nuevas predominaron en Cristal durante su presentación en el Cusco (Foto: Diario del Cusco)Juan Carlos Oblitas es un técnico serio, que ha trabajado por años construyendo un prestigio bien ganado. Quien escribe, considera, además, que es el personaje más influyente en el desarrollo que el fútbol peruano pueda haber alcanzado durante los últimos 20 años, al haber sido el primero que aplicó sistemas tácticos que nadie usaba en el desordenado fútbol local de finales de los ochenta (como el 3-5-2) y, sobre todo, manejado una filosofía coherente durante la década de los noventa con la selección nacional, pese a haber tenido mucha -en buena parte incompetente y malintencionada- prensa en contra.

Pero preferencias y subjetividades al margen, a Oblitas nadie, con todas las críticas que haya podido recibir de ciertos sectores a lo largo de su carrera, podría acusarlo de informal o conspiracionista. Por esa imagen de seriedad que ha acuñado, probablemente, él era el menos indicado para tomar una decisión como la de esta tarde, al enviar un equipo Sub-20 al campo por estar en contra de la bolsa de minutos y terminar por enlodar una jornada de fútbol y restarle brillo al campeonato.

Al margen de los sinsabores, el tema de fondo es cómo este ejemplo repercute sobre el cumplimiento de una norma que pretende promover la aparición temprana de jugadores. Hoy, los debutantes fueron cinco: Juan Arce, Diego Minaya, Juan Diego Lojas, César Ruiz y Julio Cabrera, quienes deportivamente tendrán que contar poco sobre este partido más allá de haber agregado -junto a los otros juveniles que ya se habían estrenado (Bryan Salazar, Daniel Sánchez y Manuel Tejada)- un total de 611 minutos para la bolsa. Es decir, el 53.6% de los 1,140 minutos exigidos por la bolsa, y en un solo partido.

Aunque haya sido amarilla, la camiseta rimense quedó completamente tapada y desprestigiada hoy en el Cusco (Foto: Diario del Cusco)Todo desvirtuado. A partir de ahora, el mal ejemplo podrá ser seguido. Por citar un caso, ya José Ramírez adelantó que podría hacer lo propio en algún partido que a Atlético Minero le toque afrontar en Lima. Y si bien la decisión no es irracional en términos prácticos, el fútbol requiere que sus actores más racionales -entre los que siempre ha figurado, en el pelotón de vanguardia, Oblitas- sean quienes den sentido a las normas que se establecen y no contribuyan a escamotearlas o a aprovechar los "huecos" que ellas dejan.

Ciertamente, el sistema era de plano imperfecto. Haber obligado a tener uno o dos jugadores menores de 20 años en lista, como se aplicó en temporadas anteriores, quizá, podría haber constituido un sistema más efectivo. Pero dada la norma, y con todo lo absurda que pueda parecerle a alguien, buscar que cause efecto es lo más sensato. Hay que decirlo hasta el cansancio: al fútbol peruano, de donde está solo lo va a sacar la poca gente inteligente que lo rodea. Oblitas es muy inteligente, y por eso, él sabe bien que lo de hoy, más que sumar minutos, termina restando.

11.3.08

La hora del té

Inglaterra le indica al fútbol mundial que el reloj marca las cinco: puso a sus cuatro representantes en Champions League en los cuartos de final.

Fotos: inter.it, dailymail.co.uk

La bandera del Liverpool flameó al fondo en San Siro (Foto: inter.it)Tan bizantinas como apasionantes son las discusiones de café o cervezas acerca de cuál es el mejor fútbol del mundo. Que en épocas de globalización, ya no es lo mismo que preguntarse cuál es la mejor liga del mundo.

La segunda pregunta aparenta tener una solución fácil, sobre todo luego de este martes: la Premier. Cuatro de los ocho cuartofinalistas de la Champions proceden de su tabla de posiciones. Un hito jamás alcanzado en la historia de la competición, que en nueve oportunidades había visto que llegaran, como máximo, tres representantes de un mismo país.

Por si fuera poco, los protagonistas son variopintos. Está el Manchester United con su traza de aplanadora y Cristiano Ronaldo, Tévez y Rooney para entremezclar estilos distintos de fantasía vertical de cara al arco rival. Figura el Chelsea de Avram Grant, este equipo que parece nunca haber superado el shock post-Mourinho y, pese a ello, fue el octavofinalista que resolvió su llave de modo más holgado. También el Arsenal, pléyade de obreros por la que a comienzos de temporada nadie apostaba -“sin Henry ya no se puede jugar Winning con ellos”, decían muchos- y que en San Siro ante el Milan dio una clase magistral al planeta entero de cómo se debe jugar de visita. Y por último, este Liverpool que, sin estrellas o -como ahora- con ellas mantiene una estela inmutable: la estirpe de cuadro copero, un guapo entre los guapos, para parafrasear el himno de un club local.

Fabregas, un español que fue la figura del Arsenal inglés durante la lección futbolística que este brindó, también, en San Siro (Foto: dailymail.co.uk)¿Momento exultante para el fútbol inglés? El país de los inventores del fútbol. El país que carga en la mochila con un único título mundial logrado en 1966, según la leyenda urbana mundialmente difundida, por obra y gracia de varias decisiones arbitrales cuestionables. Con una selección que no alcanza las semifinales de laCopa del Mundo desde 1990. Y es que, como evaluó DeChalaca.com a inicios de año, la relación entre selección y liga dista de tender a la igualdad, sobre todo cuando los astros del estrellato doméstico no visten el uniforme del seleccionado correspondiente. Piénsese en el Calcio de los ochenta, con Van Basten, Gullit y compañía en el Milan, y en los 24 años que a Italia le tomó volver a alzarse como la mejor selección del planeta. Para ni siquiera mencionar a esa Liga que asistió al despegue de Ronaldo en el Barcelona a mediados de los noventa y luego a los pletóricos galáticos de Florentino Pérez en el Madrid, sin que la ‘Furia’ española alcanzara algún espacio digno en los mundiales.

Como fuere, queda claro que, hoy por hoy, el fútbol toma té a las cinco. Lo demás, que se resuelva cada cuatro años -aunque a los ingleses nunca les baste-.