Fotos: EMPICS
SIN PASE A LA RECTIFICACIÓN
Los números no podrían hablar en contra del 'Sabio de Hortaleza'. De 54 partidos dirigidos desde 2004, ganó 38, empató 12 y perdió apenas 4. Pero los números también alcanzan otro tipo de luces. A lo largo de la Euro, de acuerdo con el Castrol Performance Index (índice que midió el desempeño de los jugadores y equipos participantes en la competición), España acumuló la friolera de 3,415 pases completados, 81.3% de los cuales fue entregado de modo efectivo. Una cantidad grosera si se toma en cuenta que el segundo equipo con más pases fue Alemania con 2,606.
¿Grosería tanto pase si sirvió para "dormir" a los rivales y asestarles golpes de muerte en los momentos precisos? ¿Si estadísticamente más de cuatro de cada cinco de esos pases cumplieron con su cometido? Sí. Sobre todo, por lo predecible: el de España fue un fútbol antiguo, tocador a ultranza como el Brasil de los '70, preciosista para los amantes del fulbito. Pero sus argumentos de sorpresa no pasaron de lo convencional: alguna descolgada de su hombre de marca (Xavi), el aporte de un cerebro (Fábregas) y dos delanteros duchos en su oficio (Villa y Torres). Es, en otras palabras, un equipo que sigue practicando un fútbol por debajo de su potencial. La variante táctica apareció solo -oportunamente, por supuesto- ante Alemania, cuando la lesión de Villa obligó a reinventar la función de Torres.
Cabe la aclaración: no se dice que España juegue mal; se dice que su juego no es innovador ni revolucionario. No se dice que eso no haya sido útil; se dice que muy probablemente no lo sea para la era post Aragonés. Esquemas ultradefensivos, de esos que se cierran sin tapujos y solo apelan al contragolpe, y de los que España no enfrentó en un solo partido de la Euro -Grecia, acaso el mejor termómetro de su itinerario para encarnar ese rol, la enfrentó estando ya eliminada-. Y que serán el tipo de esquema que esta España campeona de Europa afronte, por ejemplo, en la primera fase del Mundial de Sudáfrica.
EL DÍA DESPUÉS DE LUIS
Casi como cantaleta: no se trata de postular que España haya campeonado la Euro injustamente -como si la justicia fuera un concepto válido para analizar el fútbol- o hacer algún otro tipo de reclamo gaseoso. Esta solo es una hipótesis respecto de que así como la propuesta del pase y el toquecito le permitió esta vez dar la vuelta, es posible que en una competencia como el Mundial le reportara una eliminación temprana. Rusia -que a despecho de su buena campaña en la Euro, es el típico rival promedio de instancias como una primera fase- le pateó cuatro veces al arco con bastante libertad en el primer tiempo su choque en semifinales. Es solo una señal de alerta.
¿Qué hizo, entonces, el ciclo Aragonés por el fútbol español en términos estructurales? Sin intención de caer en un lugar común, algo muy importante: el cambio de actitud. La superación de traumas, aun cuando para pasar la barrera de cuartos hayan hecho bastante el azar y las manos de Casillas. Pero en ese empuje español contra Italia, en el arrinconamiento que hizo al arco de Buffon durante 120 minutos y en un espíritu triunfador inquebrantable, España ganó la Euro. Los tres goles a Rusia y la definición de Torres ante Lehmann fueron, en términos relativos, instrumentos que permitieron dar una vuelta que por coraje se había construido en cuartos.España tuvo siempre, durante las últimas décadas, el talento. Ahora tiene también los bríos. Un sistema que explote al máximo el potencial táctico de sus figuras es el siguiente reto. ¿Alguien dijo 'Rafa' Benítez? Traducir el red al rojo sería una opción atractiva.