28.12.07

Borrados por la vergüenza

Composición fotográfica: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com

Ni siquiera en fin de año la afición puede pasar días tranquilos. El Grinch del balón, la Federación Peruana de Fútbol, manoseó las expectativas de dos equipos del centro del país, Atlético Minero y Sport Águila, y rechazó el partido que debía definir el ascenso de alguno de ellos a Primera División. ¿Habrá cometido la dictadura de Burga esta vez un error estratégico capital?

A estas alturas de la vida y el año, ya no produce rabia el desvarío continuo que produce la Federación Peruana de Fútbol con sus burdas decisiones en torno de cualquier tema que afecte al balompié nacional. El convencimiento de saber que se juega en dictadura equivale al que producen esos partidos que se saben amañados de antemano, y hasta extienden algo de lástima por sus protagonistas.

Atlético Minero ya estaba de vacaciones y tuvo que recomponerse para entrenar de cara a un partido que nunca se jugará por la prepotencia de la FPF (Foto: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com)Lástima por Burga, el ciudadano peruano con mayor nivel de rechazo público a pocos días de acabar 2007, desprecio reflejado en el hecho de que los muñecos quemables de Año Nuevo inspirados en él encabecen ventas en el Centro de Lima por encima de los de procesados y encarcelados. Qué triste debe ser la vida de alguien que no puede salir a la calle porque apenas lo reconocen es presa de insultos y vejámenes, como le ocurriera hace unos meses en compañía de su familia en el propio Óvalo Gutiérrez, uno de los lugares más apacibles de la ciudad. Qué drámatico debe ser para una persona no poder ir siquiera a ver un partido definitorio de un campeonato que él mismo organiza y jugado en su propia ciudad natal (Chiclayo), por temor a afrontar el repudio de la masa. Qué patético debe ser ver cómo el periodismo que alguna vez creyó en él y lo defendió de las injurias de Rospigliosis, Navarros y demás figuras cancerígenas que han circundado al balompié durante los últimos años rechaza hoy sus formas autoritarias y le dispensa, con razón, las portadas burlescas que otros le obsequiaron gratiutamente una década atrás. Las mascotas del Sport Águila se quedaron con las ganas de volar hacia Primera División (Foto: flickr.com / Usuario: chullitoandino)Ir en contra de todo y contra todos: señal inequívoca de enceguecimiento por el poder, síntoma evidente de dictadura que comienza a desandar el camino de su propio desastre.

Lástima por Silvestri Somontes, la única persona que tiene el innoble designio de haber sido víctima de un atentado con bomba en un automóvil en este país después de controlado del terrorismo. Un exceso de violencia de ese tipo es injustificable y condenable; pero el solo hecho de que se haya llegado a tal punto de agresión refleja la desesperación que genera el latrocinio que un personaje ha hecho del honor uno de los equipos más queridos del balompié peruano, el Deportivo Municipal. A la ‘Academia’ distintas juntas directivas la manejaron mal y la hicieron pasar tardes vergonzosas con descensos incluidos, pero jamás habiendo llegado al punto de presentar juveniles y subyugando el honor del escudo edil a un entrampamiento de reglas que le permitiera salvar la categoría por lo bajo. Como no sabe de fútbol más que lo que pudo aprender viendo tapar a su hijo -sobran comentarios-, nunca entenderá que ‘Muni’ cayó al hoyo varias veces, pero siempre con dignidad. Y que esa Banda del Basurero que sigue a su equipo a todas partes funda su honor en el hecho de haber caído varias veces peleando, pero con artes decentes. Huancayo, que iba a ver fútbol profesional indistintamente de que ganara Minero o Águila, es la perjudicada directa con el entuerto armado por Burga y compañía (Foto: flickr.com / Usuario: chullitoandino)Tan apocalíptico ha sido su accionar que más de un hincha edil ha evocado las épocas de Rafael Hernando como ejemplo de conducta dirigencial. Qué asco de gestión.

Lástima también por el tal Enciso Rivera, patrón de lavandería que se aventuró a hacer fútbol profesional y creyó que con algunas llamadas vía celular podría asegurar su permanencia a pesar de que su equipo fuera un desastre en el campo. Típico gamonal, se desgañitó alardeando ante la prensa de su ciudad y sus jugadores que tenía todo arreglado para que Total Clean jugara en Primera en 2008. Por fortuna, el fútbol también cuenta con empresarios de trayectoria reconocida como Rafael Rizo-Patrón, quien en una actitud para el aplauso encabezó la firme posición de la ADFP para rechazar esa y las intenciones de los otros secuaces de la Videna.

Pero la respuesta pueril de esta gavilla fue tan cobarde que dañó a quienes menos tenían que ver con sus intrigas. Atacó directamente a dos equipos del centro del país como Atlético Minero y Sport Águila, a cuyas aficiones se les ha manoseado la ilusión de llegar a Primera División. ¿Hay algo más legítimo en el fútbol que el sentir de hinchas como los del Minero, que sin importar edades se desplazan desde un pueblo aislado como Matucana para seguir a su equipo? (Foto: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com)DeChalaca.com repudia que exista tanta enanura mental como para destrozar de ese modo la escasa cultura futbolera que hay en el país. Sobre todo luego de haber visto cómo el pueblo de Matucana en pleno llegó al Callao para ver a Minero jugarse el ascenso ante Hijos de Acosvinchos en la última jornada de Segunda División, o de ver el estadio Huancayo abarrotado con 20 mil espectadores para seguir al Águila de Mifflin Bermúdez en su lucha por la Copa Perú. El absurdo está incluso más allá de que Minero haya tenido que recomponer un equipo ya de vacaciones y contratar un técnico (José Ramírez Cuba) solo para el partido que iba a jugar, o que la FPF haya cobrado a Águila el alquiler de la concentración de la Videna mientras se preparaba para la definición. Simplemente pasa por que se transmita a aficiones honestas en sus sentires la señal de que sus intereses no valen, de que puede pisotearse a sus equipos como si nada. Un despropósito contra cualquier ley básica de marketing, en un país que cada vez -además- evoca más el concepto de inclusión social en todos sus estamentos, salvo, para variar, en los concernientes al fútbol.

Pese a todo, y casi como irónico consuelo, cabe reparar en que Burga y compañía podrían estar incurriendo en un grave error estratégico. No es lo mismo amnistiar a un equipo y ganarse algunos aplausos en Huaraz que tirarle un portazo en la cara a un pueblo tan bravío como el huancaíno. Y no se trata de invocar marchas de protesta o hasta bloqueos de carretera como folclóricamente se ha propuesto desde más de un sector durante las últimas horas; A la larga, es imposible para cualquiera soportar tanto tiempo haciendo el ridículo (Foto: fotoplop.blogspot.com)se trata solo de que ya hay un departamento en pie de guerra terminante contra esta administración, y que en términos de fuerza de choque de opinión vale mucho más a la larga, por ejemplo, que el apoyo que pueda brindar un club como Total Clean que con suerte tiene como hinchas a Enciso Rivera y algún generoso planchador de ternos en Sachaca. Cuánto peso mediático de cara al exterior puede ejercer vía Internet tener a una toda ciudad en contra que contar con adláteres que ni siquiera pueden actualizar una página web como la de la FPF con información básica como los datos de los jugadores que integran el seleccionado nacional. Esa falta de visión, indefectiblemente, pasará factura en un plazo no muy largo a esta dictadura del fútbol, signada por el manejo arcaico y con el estilo juvenalesco como paradigma de gestión.

Un campeonato con 13 equipos, muy posiblemente el más largo del mundo para 2008, es la barrabasada -o burgada- que corona una temporada oscura para la organización del fútbol en el Perú. Son tan miopes en la Videna que no se dan cuenta de que el hecho de contar con una liga con número impar de participantes pondrá al Perú en el ojo del fútbol mundial y generará preguntas permanentes. Ven tan poco más allá de sus narices que no se percatan de la fuerza del mundo virtual y que, a un clic de distancia, las fotos de muñecos de Año Nuevo pueden estar haciendo ridículo en la bandeja de entrada de Joseph Blatter. Creen que dictando medidas como estas en tiempos de fiestas restringen su difusión mediática, cuando hoy las cadenas de correo y los foros prolongan las discusiones y mantienen vigente la capacidad de protesta. Hasta ahora se habían metido con otros dirigentes, pero esta vez lo hicieron con los hinchas: y eso es algo que en el corto, mediano o largo plazo, el fútbol no perdona y cobra a manera de revancha sí o sí.

21.12.07

En su cabeza hay más que un gol

En su primera campaña como entrenador, Juan Reynoso vivió el vaivén de las grandes épicas: tomó a un equipo que andaba a los tumbos, coqueteó con el fondo de la tabla y terminó ratificando su carácter ganador con un título. El patrón de juego del Bolognesi del ‘Cabezón’, seguramente, no habría sido el mismo si este no cargara en la mente algunas vivencias que marcaron su carrera.

Un repaso a los momentos más importantes de la vida futbolística de Juan Máximo Reynoso Guzmán (Lima, 28 de diciembre de 1969) delatan lo indiscutible: ante cualquier otra cosa, el ‘Cabezón’ es de aquellos personajes que nacieron para pisar una cancha y vivir, gozar, sufrir y triunfar en torno de lo que les ocurra sobre ella.


Diciembre de 1987. Apegado al trabajo desde sus inicios, aquel sábado 5, un día antes del partido que su Alianza debía jugar con San Agustín, trotó intensamente por el campo de Matute para demostrar que ya se había recuperado de una molesta lesión. Enero de 1989: Reynoso y 'Chemo' del Solar, dos contemporáneos que se iban forjando como líderes con las camisetas de Alianza y Universitario, respectivamente (Foto: Don Balón Internacional Edición Perú, N° 5 p. 14)  Pero Marcos Calderón, como se diría coloquialmente, no entraba en vainas. "Corrí fuerte para demostrar que estaba bien y la lesión me recrudeció”, diría Reynoso después. Al ‘Oso’ eso le importaba muy poco: “No va”, fue su respuesta escueta. Eso determinó que el martes 8, un joven de 17 años que ya se había hecho de un sitio en la volante blanquiazul no estuviera en la nómina de pasajeros que abordó un Fokker de la Marina de Guerra rumbo a la eternidad. En medio del dolor de los días postreros, la prensa no dejaba de reparar en un detalle: de los cuatro jugadores que habitualmente alternaban en el equipo y habían sobrevivido al accidente, el ‘Cabezón’ era el único que pertenecía a la saga de los ‘Potrillos’ -Juan Illescas, el ‘Gatito’ Espino y ‘Colibrí’ Rodríguez eran de otras generaciones-. Por algo, entonces, luego de que el ‘Nene’ Cubillas dejara el club tras el subcampeonato posterior a la tragedia, la capitanía cayó en su juvenil brazo. Juan, hecho para sufrir. Al lado de perder a todos sus compañeros de promoción antes de cumplir la mayoría de edad, cualquier vivencia difícil que le depare el fútbol, como estar una rueda sin ganar al frente de un equipo colero, es manejable. Juan, como ‘Bolo’, duro ante la adversidad.


Enero de 1993. Conferencia de prensa en el Lolo Fernández para anunciar el jale del verano. En épocas en que no existían Kouris o Farahs que hubieran hecho apología pública del transfuguismo, que el capitán de Alianza Lima se estuviera enfundando para los flashes la camiseta de Universitario no tenía, siquiera, respaldo dialéctico alguno. Octubre de 1993: Reynoso pisa Matute por primera vez con camiseta de la 'U'. Los cremas ganarían 0-1 con gol de Baroni (Foto: Estadio, N° 61 p. 6)Nicolás Delfino y Alfredo González -sí, en alguna época conversaban- habían gestado la transferencia y aunque sonara rarísimo, Reynoso era de la ‘U’ en un verano en que Alianza se debatía en una crisis económica terrible y apostaba a afrontar la campaña con juveniles (Waldir y compañía). Alguna vez trascendería que, en su última tarde en Matute, el ya afianzado zaguero central fue consultado en privado por su decisión; dicen que caminó hacia Occidente con el periodista, le mostró un carrito sanguchero y le comentó que, los días de partido, era atendido por el ex golero de un cuadro nisei de Pueblo Libre que se había retirado la temporada anterior, tras el descenso de su club. “Yo no quiero hacer taxi a los 30”, remataría el ‘Cabezón’. Sin duda, para el hincha tal razón valía poco o nada, y sería muy posible que el periodista de hoy, de volver a ser el niño de ayer, destrozara otra vez en pedacitos el póster del capitán con la camiseta blanquiazul auspiciada por el Banco de Comercio. Juan, traidor. Tiempo después, cuando daba su primera vuelta olímpica con la ‘U’ y unos hinchas vestidos de quinceañera recordaban que aliancismo y campeonato eran, por entonces, sustantivos incompatibles, la balanza se inclinaría hacia el lado de la decisión correcta, esa que le abrió las puertas del fútbol mexicano; como cuando desde el banco tacneño sacaba del campo a figuras -Cominges, Vásquez- para hacer cambios que aseguraran un resultado, mezquino pero útil, a toda costa. Juan, como ‘Bolo’, pragmático.


Octubre de 1997. No tenía la espectacularidad de Balerio para atajar penales a Bengoechea, la fortuna de Pereda para embocar un golazo en Barranquilla o el carisma del ‘Chorri’ para levantar al Nacional con un tiro esquinado en el arco uruguayo. Pero a lo largo de toda la Eliminatoria que estaba a punto de depositar a Perú en Francia ’98, el capitán había sido el más parejo desde la defensa central, más allá de que nunca le hubieran faltado críticos. Octubre de 1997: La noche aciaga de Reynoso en Santiago, frente al 'Matador' Salas (Foto: Don Balón Internacional Edición Perú, N° 6 p. 22)Quien suscribe recuerda imborrablemente la tarde del 2 de junio de 1996, ante Colombia en el estadio Nacional, cuando un insoportable hincha sentado una banca atrás hacía las veces de sucursal de dos seudoperiodistas con apodo de felinos y se la había pasado desde el primer minuto tildando a Oblitas de argollero y a Reynoso de lento. Corrían 2’ del complemento y los epítetos habían llegado a tal nivel de lo insoportable que no quedó más que voltear a decirle al tipo que se callara de una buena vez; lo curioso es que, efectivamente, se calló, pero no por el reclamo, sino porque el resto del estadio se había parado a rugir un gol. Al volver la mirada al campo, la retina no alcanzó a ver el tanto, pero sí al ‘Cabezón’ abrazado por Zegarra lleno de grito furioso de gol en la boca, el gol que hizo que Perú empezara a pelear por algo en esa Eliminatoria. El aprendiz de tigrillo no habló más, pero seguramente sí lo hizo 16 meses después después, cuando en Santiago de Chile tuvo lugar la jugada que, a diferencia de la anterior, todos asocian con el apellido Reynoso al evocar esa Eliminatoria: centro a Salas, marca débil del capitán peruano, ‘Matador’ bajándola de pecho en su casa, 4-0 humillante. Juan,
desafortunado. Y es que, para las cámaras, siempre estuvo en el momento menos indicado, como cuando en 1999 disparó un penal a los cielos de Asunción frente a México y Perú quedó fuera de la Copa América; como cuando luego de haber obtenido un triunfazo de visita en medio de la indiferencia del televidente frente a Millonarios en Bogotá, planteó un esquema defensivo en Tacna, ya ante la expectativa general, que terminó firmando su derrota por penales otra vez.
Juan, como ‘Bolo’, poco mediático.


Marzo de 2000. Capitán e ídolo del Cruz Azul mexicano por siete temporadas, con el dorsal ‘4’ en espaldas, era el líder del plantel que debía empezar a disputar las Eliminatorias rumbo a Corea-Japón 2002. En el discurso, formaba parte de los sueños de Francisco Maturana: aun cuando una reciente derrota en las semifinales de la Copa de Oro ante Colombia se había gestado por un fallo de Reynoso, el DT le había endilgado públicamente la responsabilidad a Oscar
Ibáñez, por lo cual parecía un hecho que contaba con su plena confianza, y hasta comentaba en círculos públicos que su juego se asemejaba al de Franco Baresi. Marzo de 2000: La polémica se instala cuando 'Pacho' Maturana deja fuera de la selección a Reynoso pocos días antes del debut eliminatorio frente a Paraguay (Recorte: Once, N° 134 pp. 16-17)Pero el ‘Pacho’ y el verso eran uno solo, y el nombre del ‘Cabezón’ jamás apareció en el listado de convocados para el primer partido ante
Paraguay. Lo borraron, y para colmo el técnico jamás le explicó por qué. La verdad no tardaría en aparecer: la Comisión que encabezaba Lánder Alemán quería que el liderazgo en el camarín lo llevara un jugador más manejable al discutir el reparto de premios, y no alguien que acostumbraba matar por sus compañeros en las negociaciones y cuyo roce internacional no lo hacía presa fácil de los acostumbrados entuertos dirigenciales del medio. Juan, siempre reclamando. El
zaguero cerró la puerta y, con los principios claros y a diferencia de lo que harían muchos de sus colegas, jamás volvió al seleccionado en tanto este siguiera siendo manejado de la misma forma -hasta hoy-; como cuando protestaba por los errores arbitrales en contra de Bolognesi no con el típico argumento de muchos miembros de la ANEF -“me están robando mi comida”-, sino con un mejor pensado “venimos desde fuera para contribuir a la mejora del entorno del fútbol peruano, este es el tipo de fallas que debemos corregir”. Juan, como ‘Bolo’, luchador.


Diciembre de 2007. La vuelta olímpica en el Jorge Basadre y las calles tacneñas se comenzó a gestar, quizá, tres años antes. Apuntó alguna vez Renato Cisneros en su columna ‘El Dardo’ que Reynoso se había retirado del fútbol el mismo día que el ‘Puma’ Carranza y, a pesar de ser un contemporáneo tanto o más exitoso, nadie le había dado pelota mediática. Noviembre de 2007: Reynoso otra vez en Matute, ahora en el banco de 'Bolo' (Foto: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com)A lo mejor el ‘Cabezón’, para ganar titulares, debió poner una cebichería en vez de dedicarse a estudiar y trabajar como asistente en el Necaxa, pero lo cierto es que esa inversión le reportó réditos en su arribo al Perú. Técnico de saco y corbata, organizador de conferencias de prensa post-partido, Reynoso ha terminado siendo uno de esos personajes que permiten soñar con un fútbol moderno, auténticamente desarrollado, de primer mundo, en el que se hable de táctica más que de farándula. Con la palabra parca pero respetuosa ante la prensa, con el perfil bajo que lo esconde en el camarín apenas su equipo se consagra campeón para que sean los jugadores quienes se roben el protagonismo ante los micrófonos. Juan, siempre sobrio y elegante. El hombre que en la cabeza alberga más sensatez que las puras ansias de gol características de sus colegas encontró, en la frontera sur, simbiosis con un pequeño enclave de trabajo planificado, filosofía de largo plazo, promoción de jugadores y nula desesperación ante los malos resultados eventuales. Juan, como ‘Bolo’, serio y campeón.

13.12.07

Perdiendo el tiempo en lo mismo

Fotos: mediotiempo.com. picsunited.com

El embrollo telenovelesco en que el fútbol peruano se ha visto comprometido durante los últimos días por la indisciplina de cuatro jugadores del seleccionado nacional obliga odiosamente a emplear caracteres y minutos en tratar temas extradeportivos. No queda otra: algo hay que decir sobre el asunto que apasiona a quienes viven del balón -y deprime a quienes viven para él-.

Está ya escrito en DeChalaca.com que quienes la hacemos detestamos, casi por sobre cualquier cosa que esa labor pueda exigir, dedicar tiempo y espacio a temas que no estén vinculados con lo estrictamente futbolístico. La suspensión temporal de cuatro jugadores de la selección nacional -Santiago Acasiete, Jefferson Farfán, Andrés Mendoza y Claudio Pizarro-, no obstante, termina ejerciendo, al menos en teoría, un efecto sobre el juego, léase la posible ausencia de los mencionados jugadores en los próximos partidos del equipo que dirige José del Solar. Por ello, y una vez amainado el barullo mediático que la telenovela de moda ha generado,creemos pertinente expresar algunos puntos de vista para sentar una posición acerca de tan enojoso incidente.

Prensa. Como suele ocurrir en este tipo de situaciones, fue el periodismo ajeno al deportivo el que destapó el escándalo del Golf Los Inkas. Y finalmente, ello no constituye más que un reflejo de lo destruido que está el sistema futbolístico del país: los mecanismos de control son tan ineficientes que agentes externos terminan ostentando un poder censor mayor al que deberían tener. Al paso chicha que vive el fútbol peruano, el Especial del Humor termina marcando la pauta de lo que ocurre en el entorno de la selección (Foto: You Tube / Frecuencia Latina)Si el -divertidísimo- Especial del Humor marca buena parte de la agenda social de estos días, por qué habría el fútbol de estar inmune a ello; si la sintonía de la sociedad civil da de comer a la -insoportable- chismografía farandulera de los programas estelares, por qué habrían los jugadores de estar inmunes a la persecución de las cámaras. Ese es el Perú de hoy, y aunque a muchos no nos guste hay que aceptarlo. Lo que sí es absurdo es que, desde el otro lado, se exija que el periodismo deportivo investigue las andanzas de los futbolistas cuando la función de aquel es remitirse a comentar lo que ocurre dentro de los campos de juego. Y más inaceptable aún que se extienda una generalización de comechado o mermelería a quienes prefieren hablar de tácticas que de ampayes, amén de que hoy por hoy existan diarios que publiquen por la mañana lo que va a declarar el técnico en una conferencia de prensa horas después.

Jugadores.
Para variar, la pequeñez mental de varios de los futbolistas que arroja el fútbol nuestro desata un entuerto de grandes proporciones. Decía el otro día un dirigente del Almería que no tenía por qué sancionar a Acasiete si en su club siempre había mantenido una buena conducta. Queda claro que para muchos el avión que los devuelve de Europa a casa es sinónimo de un pasaje al relax y la "liberación" de aquello que no pueden hacer en un sistema que sí funciona, a diferencia del que prima en la Videna. Ahora envuelto en el escándalo, Claudio Pizarro está cada vez más lejos de dejar de crispar la paciencia del aficionado (Foto: Andina)En realidad, en esta página nos importa muy poco qué pueda hacer o no un futbolista antes o después de jugar un partido; lo que sí nos interesa bastante es que en los 90 minutos que ese jugador salta al campo para defender la camiseta de la selección ofrezca lo mejor de sus posibilidades. Y si las actividades previas o posteriores impiden esto último, son condenables. Por eso, nos parece inaceptable que jugadores como Pizarro o Farfán, que en los cuatro primeros
partidos han ofrecido actuaciones discretísimas y muy por debajo del nivel que sus pergaminos exigen
, estén implicados en estos sucesos. Sobre Mendoza es más eficiente no esperar que entienda algo de todo esto y remitirse a exigir a su empresario, como a los de los otros tres, que procuren un entorno más decente que el conformado por Pizarrones y Barbadillos para que sus representados no pierdan valor de mercado, al menos en horas de trabajo -la concentración es parte de él-.

El técnico.
En la batahola que el fútbol nacional ha atravesado este 2007, el apellido Del Solar resultaba medianamente creíble como estandarte de lo que podía ser un pasapiolismo decente del seleccionado nacional en sus compromisos oficiales. Dicho de otro modo: ya que con la dirigencia actual es imposible esperar algo que obedezca al concepto de proceso planificado, la nominación de 'Chemo' sugería la posibilidad de que pudiera formarse un microclima de trabajo que, mediante la entremezcla de individualidades e identidad de grupo, terminara ofreciendo una participación presentable. Sin embargo, el principal activo de Del Solar, la afinidad con sus dirigidos, ha caído en descrédito con esta situación.



¿Es posible corregirlo? Nosotros no queremos sumarnos al corito cantor al que le encanta recurrir al término "renuncia" -en realidad, principalmente porque un cambio de entrenador por parte de esta Comisión podría sufrir el riesgo de ver en el banquillo hasta al 'Príncipe' La Fuente-. Pero un discurso tan light y poco enérgico como el que 'Chemo' manejó en su conferencia de prensa del miércoles en la Videna, máxime cuando aparece sentado al lado de la figura más cuestionada no de la dirigencia, sino de la sociedad peruana actual, es, por decir lo menos, políticamente incorrecto (Video: You Tube - Canal N / Usuario: paqui2007 - elgonzi.com). Del Solar tiene que caer en la cuenta de algo: en un contexto como el de este año, si él ha recibido apoyo general para ocupar el cargo es más por su -supuesta- inteligencia que por su capacidad. Y ahora las demandas caminan por lo primero.

Dirigentes. Es inequívocamente propio de una Comisión tan impresentable que sus miembros la hayan pegado de inspectores Gadget y se la hayan pasado elucubrando y soltando versiones acerca de jugadores implicados, por lo cual ello no causa mayor sorpresa ni amerita desperdiciar caracteres en comentarlo. También aburre repetir que poco menos que este escándalo puede esperarse con una Federación tan desacreditada y que bate récords de impopularidad. Pero sí creemos que esta dirigencia debe largarse no es por que cuatro jugadores se vayan de farra. Si el Perú no va a mundiales no es debido a que los jugadores sean indisciplinados, sino a que existan equipos con dirigencias como la de Municipal (cuyo presidente Silvestri Somontes es vicepresidente de la FPF), que pretendía programar su último partido contra Cienciano en el Nacional el día del concierto de Soda Stereo, evento que toda la ciudad sabía cuándo y dónde se desarrollaba desde hace meses. O debido a que todas las semanas hay que escuchar a algún miembro del plantel de Total Clean decir que su presidente (Enciso, también vicepresidente
de la FPF) les ha garantizado que este año no habrá baja "porque así se lo ha prometido la FPF". Atlético Minero, que ya estaba echado descansando tras haber culminado su campaña en la Segunda División, ha debido rearmar su equipo para disputar el decimocuarto cupo de la Primera División del próximo año contra el campeón de la Copa Perú (Foto: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com)O por que se ha tenido que esperar a diciembre para definir que el 2008 jugarán 14 equipos y el decimocuarto cupo deberá definirlo el Atlético Minero, que ya estaba de vacaciones y ha debido reclutar a su plantel nuevamente, con el subcampeón de la Copa Perú, que podría ser el Aurich, cuyo asistente técnico ('Tito' Chumpitaz) dirigía hasta hace unas semanas al Minero. Esos, y no la goleada en Quito ni la juerga del Golf, son los pecados de Burga, y es por ellos, entre tantas otras cosas, que debe irse.

Afición. Juan Reynoso, una de las personas más sensatas que el actual entorno del fútbol exhibe, afirmó con razón hace unos días que la afición bien haría en ocuparse de problemas más estructurales -como los descritos en el párrafo anterior- que de sucesos como estos. Y algo que el auténtico hincha sabe es que a los programas de las nueve o de los domingos por la noche pueden ser muy útiles para denunciar escándalos, pero que a la vez les interesa poco o nada un auténtico desarrollo o mejora del fútbol peruano. Por eso, el aficionado es quien debería mantener la posición más firme en este tema: si ahora se clama a los cuatro vientos la exclusión de cuatro "malos elementos", que luego de la próxima derrota no se exija mezquinamente devolver a los indisciplinados como "grandes salvadores" de la blanquirroja. Mario Gómez en Ecuador, el reflejo de que el Perú es una tierra de perdones eternos (Foto: elcomercio.com)En esta página web creemos que quien haya roto un código de disciplina en un equipo debe ser marginado y jamás regresar, así se apellide Cueto o lo poden 'Lolo'. Pero también estamos convencidos de que en algunos meses, serán los mismos programas y periódicos los que atiborren pantallas y llenen páginas con la telenovela del retorno de los ahora sancionados, casi sustituyendo mágicamente la palabrita "castigo" por "revancha". El hincha es el único que puede hacer algo al respecto: ser más coherente en su discurso, y no ser el cómplice que pidió más de una vez el regreso a la selección de gente como Carlos 'Kukín' Flores, Juan 'Chiquito' Flores o ahora Mario 'Machito' Gómez. ¿Alguna vez dejará este de ser el país de las segundas oportunidades?

En DeChalaca.com sostenemos que al fútbol peruano solo puede salvarlo el propio fútbol, con instituciones que sean mejores expresiones socioeconómicas de la auténtica pasión por este deporte. Lo demás, como escribir y leer estas mismas líneas, puede terminar constituyendo una pérdida de tiempo si cada cierto rato hay que comentar los mismos recetarios de solución para los mismos problemas derivados de las mismas causas. Y eso, cuando el mismo tiempo puede emplearse en ver un balón rodar, aburre al ser el mismo cliché de siempre.

5.12.07

Granate por adopción

Foto: EFE

La que aquí se presenta es una licencia personal para narrar cómo un periodista dedicado al fútbol puede volverse hincha fiel de un equipo chico ajeno a su país de origen. Y cómo el día que el club Atlético Lanús consiguió dar la primera vuelta olímpica de su historia, ese título pudo gozarse con la satisfacción de haber elegido la simpatía correcta.

Difícilmente encuentre hincha granate más auténtica que aquella señora de 78 años que hace 10 días declaraba en Fútbol de Primera haber nacido y vivido siempre en Lanús, por lo que dudaba de que el momento actual fuera irreal como un sueño.

Yo no nací en Lanús. Es más: en 26 años de vida, jamás he ido a Lanús. Nunca he pisado el estadio de Guidi y Arias, y la única camiseta que tengo en el clóset con las iniciales CAL no es granate sino blanca, la alterna de comienzos de década, marca Kelme. El gol de empate de Martín Palermo no bastó para que Boca evitara que Lanús le diera la vuelta olímpica en la cara en la propia 'Bombonera' (Foto: EFE)Pero esa casaca me bastó para ataviarme el domingo cuando por la televisión veía al ‘Grana’, el equipo argentino del que me hice hincha hace 11 años, ganar el primer título local de su historia en la mítica ‘Bombonera’.

Ni siquiera mi familia en Argentina entendió jamás por qué me hice hincha de Lanús. Mucho menos los amigos con los que suelo discutir sobre fútbol. Claro, ellos afuera son de Boca y del Barza, o de River y el Madrid. Jamás dejó de parecerles posero que yo para España confesara mis simpatías por el ‘Depor’ o, mucho menos, que en Argentina hinchara por el ‘Grana’. Y no es solo que me aburra la monotonía de los equipos grandes: me hice del Deportivo, por ejemplo, cuando Bebeto llegó a La Coruña y de ser un cuadro ignoto lo elevó a la dimensión de protagonista. Y claro, supe sufrir con aquel penal fallado por Djukic ante el Valencia en el último minuto que impidió dar la primera vuelta olímpica en Riazor en 1993-1994.

Lo de Lanús, sin embargo, es distinto. Ciertamente sentí el flechazo inicial una noche de marzo de 1996, cuando el ‘Grana’, que de Defensor Lima solo tenía la traza, pisó Matute para jugar un amistoso contra Alianza. A los íntimos los dirigía el brasileño Gil, y esa noche debutaba el jale más promocionado para la temporada: Hamilton de Souza ‘Careca’. Marzo de 1996: Lanús se presenta en Matute y golea 0-4 a Alianza, con extraordinaria actuación del delantero Claudio Enría (Recorte: El Bocón, 06/03/96 p. 3)Pero el volante no ató ni desató, y más bien Lanús se puso en ventaja con un cabezazo de Alejandro Simionato en el primer tiempo. La masacre llegaría en el complemento: en tan solo cinco minutos, Claudio Enría, el ‘Caio’ para mayores señas, perforó tres veces el arco de Rafael Quesada y selló un 0-4 aplastante. Extraje dos conclusiones: i) ‘Pañalón’ no podía pararse más en la meta de Alianza; ii) El día que un delanterazo como Enría estuviera a punto de colgar los botines, vendría al Perú para ser goleador de la temporada, como por aquel ’96 lo demostraba Adrián Czornomaz y luego lo ratificarían el ‘Cocayo’ Dertycia y ‘Luifa’ Artime.

Más allá de eso, ese equipo de Cúper jugaba ordenado, prolijo, bonito; obedecía a un libreto que denotaba trabajo de pizarra, mucha estrategia. Por ello, me terminé de hacer de Lanús cuando al empezar a seguirlo en el Clausura ’96, me di cuenta de que era un equipo en el que el trabajo de largo plazo era una filosofía y no un lugar común retórico. Nicolás Daponte, Juan Héctor Guidi y José Nazionale: según los entendidos, la mejor volante de la historia de Lanús, acá en una imagen de la temporada 1956 (Foto: lanus.com.ar)Poco importaba que no saliera campeón en ese torneo, o en el siguiente: lo relevante era promocionar jugadores de las divisiones menores y construir una identidad de institución sólida. ¿Y por qué Lanús y no el exitoso Vélez que por esa época dirigía Carlos Bianchi, entonces? A lo mejor allí sí jugaba el plano menos racional del caso: porque su arquero no era un paraguayo con ínfulas fanfarronescas, sino un atajador sencillo y trabajador como el ‘Lechuga’ Roa que se empezaba a descubrir como el mejor arquero argentino de los años noventa. De esas épocas data la memoria: Roa; Loza, Simionato, Schurrer y Armando González; Cravero, Peinado, Ibagaza y Hugo Morales; Enría y el ‘Chupa’ López. Poco a poco se hizo de un lugar en el equipo ‘Juanjo’ Serrizuela, y en los segundos tiempos entraban Coyette y el ‘Tero’ Di Carlo. Recuerdo que jugaba Fútbol Excitante (peruanísimo rebautizo del International Super Star Soccer) en Super Nintendo con mi hermano y sobreescribía el uniforme y los nombres de Rumania por los de Lanús: Petrescu se volvía Loza, Simionato era Belodedici, Ibagaza reemplazaba a Dumitrescu, Raducioiu -por la melena, ya que el juego no permitía editar caras- tenía que ser Enría y, por supuesto, Hagi terminaba siendo ‘Huguito’.

Diciembre de 1996: Lanús consigue el primer título de su historia, la Copa Conmebol de 1996, frente a Independiente Santa Fe en Bogotá (Recorte: El Gráfico Argentina, Nº 4027 p. 81)

A finales de aquel mismo 1996 llegó la primera recompensa a ese hinchaje: el título de la Copa Conmebol, en una memorable final ante Independiente Santa Fe. Ya no estaban Simionato ni Schurrer; habían sido reemplazados por Siviero y Falaschi, el mismo que dos años después campeonaría con la ‘U’ de Osvaldo Piazza. Quizá era un título menor en el nivel continental, pero vamos, era un título meritorio para un equipo que, como afirmaba El Gráfico en el artículo que narraba la vuelta olímpica en Bogotá ,quería sacar chapa de grande. Fue desde esa época, pues, que me acostumbré a seguir con atención los cinco minutos de compacto que cada fin de semana sacaba Fútbol de Primera sobre Lanús. Y mucho más allá de que ese equipo haya visto jugar en buen nivel a Jorge Soto, nacer futbolísticamente a Juan Carlos Mariño o ahora calentar banca honrosamente al ‘Malingas’ Jiménez -francamente, jamás me ha atraído seguir el desempeño de jugadores peruanos en el extranjero, porque prefiero alentar equipos y no individualidades-. A mí siempre me llamó más disfrutar con los goles de Gustavo Bartelt, que llegó a irse a la Roma; de la buena racha de Martín Vilallonga, antes de que viniera a Universitario; o de Cristian Fabbiani, emblema de las últimas temporadas que se marchó a Israel justo antes de la gloriosa campaña de este Apertura 2007.


Pero si me piden evocar un momento emotivo gracias a Lanús hasta antes del último domingo, me quedo sin duda con aquella noche del Clausura ’98 en la que ‘Huguito’ Morales reapareció tras siete meses de para, tras superar una grave enfermedad, y clavó un gol en el minuto final en el arco de San Lorenzo (Video: You Tube / Usuario: lanuscapodelsur). En ese festejo emocionado de toda la ‘Fortaleza’ entendí algo que había leído en muchos artículos: Lanús era una gran familia, de esas con calor de barrio. De aquellas a las que da gusto pertenecer, aunque sea por adopción.

Por eso, el último domingo, con el gran partido jugado en ‘La Bombonera’ por este equipo guiado por un hombre de la casa como Ramón Cabrero, una vez más sentí que el día que elegí alentar a un equipo en Argentina, tomé la decisión acertada. Porque como señaló una de esas frases hechas que enarbola Fox Sports en sus transmisiones, lo de Lanús fue el triunfo de un proyecto: la materialización del trabajo ordenado de un equipo que hace 29 años estaba sumido en Primera C y al borde de la quiebra. Porque cuando ves que campeona un equipo con sello de cantera y reforzado por las piezas precisas como ‘Chiquito’ Bossio en el arco o el ‘Pepe’ Sand en el ataque, confirmas que no hay éxito más sabroso que aquel que se ha labrado sobre la base del método. Especialmente cuando uno es de esos hinchas a los que -como solía decir John Hannibal Smith en Los Magníficos- les gusta cuando un plan se realiza, sobre todo si permite que de Lanús Este haya salido el nuevo campeón.