Las leyes de la física y del fútbol dicen que la pita se rompe siempre por el lado más débil: es más fácil despedir al técnico que cambiar a un equipo que no marcha bien. En el Perú, varios de esos trámites están acompañados de sucesos insólitos que contravienen cualquier razonamiento lógico, como en los casos de Julio César Uribe y Jorge Amado Nunes.
Bien podría MTV haber rodado una versión futbolera de Dismissed por estas tierras la semana que pasó.Difícilmente en una misma tarde de algún país del mundo se pueda comentar en simultáneo el despido del técnico de la selección nacional y el de su símil en uno de los equipos más populares. Más complicado aún es que ello esté acompañado por los siguientes matices:
1. El técnico despedido de la selección (peruano) ocupaba el último lugar en los listados de posibles candidatos a ocupar el cargo durante las semanas previas a su nombramiento, pese a lo cual fue designado en medio del rechazo popular. En cambio, el técnico despedido del equipo popular (extranjero) es quizá el entrenador más aclamado por alguna hinchada local durante las últimas décadas, por su condición de ídolo.
2. Para designar al técnico de la selección, los encargados del nombramiento realizaron muchos viajes y entrevistas alrededor del continente cuando Perú era el único equipo de los diez sudamericanos que seguía sin entrenador, pese a que el elegido vive cerca de la Videna. Para designar al técnico del equipo popular, los encargados del nombramiento revirtieron un despido hecho pocas semanas antes por la directiva anterior, en supuesto nombre de subsanar lo que se había entendido como una injusticia.
3. Para cubrir el primer problema protagonizado por el técnico de la selección, la decisión dirigencial fue escuchar a la tribuna y reducirle el sueldo. Para cubrir el primer problema protagonizado por el técnico del equipo popular, la decisión dirigencial fue escuchar a la tribuna y echar a los jugadores que no sintonizaban con la filosofía que quería implantarse.4. El técnico de la selección hablaba mucho, y con una florida verborrea favorecía indirectamente la creación de cortinas de humo mediáticas para distraer la atención de la afición lejos de los problemas estructurales que afronta el fútbol en el Perú hoy. El técnico del equipo popular hablaba mucho, y su voz punzante por un lado favorecía el espectáculo al generar polémica sana con los rivales -base del negocio fútbol en cualquier liga del mundo- y por otro denunciaba problemas cotidianos con una franqueza inusitada para un medio donde todo se habla a media voz.
5. El tiempo de trabajo para el técnico de la selección fue reducido y los objetivos de su labor -netamente cortoplacistas- apuntaban hacia cualquier lado menos al concepto de proceso. El tiempo de trabajo para el técnico del equipo popular quedó absolutamente distorsionado por el brusco cambio que se dio tras su primera destitución y posterior restitución, por lo que los objetivos de su labor terminaban demasiado alejados de la tantas veces mentada “jefatura de la unidad técnica”.
6. El resultado preliminar del técnico de la selección (eliminación en cuartos de final de la Copa América) es cuestionable en teoría, por los errores cometidos en el desarrollo de los partidos, pero aceptable en la práctica ya que no existían mayores expectativas. El resultado preliminar del técnico del equipo popular (quinto lugar del Torneo Apertura) es cuestionable en teoría al tratarse de un club grande para el medio, pero aceptable en la práctica dadas ciertas anomalías -cambio de dirigencia y comando técnico en plena competición-.
7. La decisión de despedir al técnico de la selección pasó, sobre todo, por un nuevo impulso populista: hacer lo que pide la tribuna per se, más allá de que –como era el caso- efectivamente se hubieran cometido errores crasos que ameritaran un despido. La decisión de despedir al técnico del equipo popular pasó, sobre todo, por presiones externas y revanchas pendientes al seno del club, más allá de que –como era el caso- efectivamente el entrenador, con toda la idolatría que pudiera despertar, no hubiera acumulado el desarrollo profesional necesario para dirigir a un club grande.
8. Al técnico de la selección lo despidieron a poco menos de tres meses de la Eliminatoria, lo que significa que quien lo reemplaza -entrenador de perfil distinto del que poseía el anterior- nuevamente estará limitado para encauzar un proceso y terminará planteando nuevos objetivos de corto plazo. Al técnico del equipo popular lo despidieron a poco menos de tres días del comienzo del Torneo Clausura, lo que significa que quien lo reemplaza -entrenador que proviene del comando técnico anterior, por lo que en teoría la metodología de trabajo que existía no sería leída como incorrecta- nuevamente estará muy alejado de un proceso de largo aliento como el que anunciaba la campaña electoral de la nueva directiva del club.Dos anécdotas que se explican por sí solas para terminar. En octubre de 1991, José Carlos Amaral fue despedido de la dirección técnica de Alianza Lima luego de una derrota ante Defensor Lima en Matute que terminó con un carnaval de insultos por parte del Comando Sur. A las pocas fechas, Amaral fue contratado con bombos y platillos por el Deportivo Municipal, cuyos dirigentes anunciaron entonces que iniciaban una etapa de trabajo serio y de largo plazo. El brasileño debutó, curiosamente, ante Defensor en el preliminar de un clásico, por lo que antes de comenzar el partido se acercó al Comando Sur y fue retribuido con aplausos y cánticos de apoyo. Tres días después, peleó con los dirigentes ediles y fue despedido del cuadro de la comuna con solo un partido dirigido.
La otra anécdota se remite a noviembre de 1999. Alianza Lima era puntero absoluto a cuatro fechas de culminar el campeonato y cumplía una gran campaña en la Copa Merconorte. Intempestivamente, la dirigencia anunció el despido del técnico colombiano Édgard Ospina, en una decisión insólita que don Emilio Lafferranderie, El Veco, resumió certeramente entonces como un hecho que “rebasaba cualquier capacidad de asombro que los años de experiencia periodística pudieran haber reportado”. Tiempo después se conocería que actitudes extradeportivas que se alejaban de las políticas que la dirigencia aliancista de entonces pretendía imponer motivaron el cese del colombiano.
En el Perú, pues, siempre hay historias y espacio para la puesta en escena de nuevos y muy variopintos capítulos de Dismissed.